Oviedo, Santiago CID

«Prometeo», «Luz de domingo» y «La caída de los limones». Ramón Pérez de Ayala las denominó «novelas poemáticas». «Yo las escribí como poemas y novelas al mismo tiempo, para ser publicadas paralelamente», explicaba el escritor asturiano a su amigo Miguel Rodríguez Acosta en una carta. Estas tres novelas cortas, publicadas por primera vez en 1916, se distribuirán mañana con LA NUEVA ESPAÑA, dentro de la colección «Biblioteca de autores asturianos», al precio de 2,95 euros.

Este año se conmemora el 50.º aniversario de la muerte de Ramón Pérez de Ayala, sin lugar a dudas uno de los novelistas más destacados de la Generación del Novecentismo, junto a Ortega y Gasset, Gabriel Miró y Gregorio Marañón.

Pérez de Ayala (Oviedo, 1880-Madrid, 1962) nació en la capital del Principado, en el seno de una familia de banqueros y comerciantes. Estudió Bachillerato en colegios de jesuitas, que le proporcionaron amplios conocimientos humanísticos, pero provocaron en él un gran sentimiento anticlerical. Comenzó a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad de Oviedo, en una época llena de inquietudes culturales e intelectuales; allí fue discípulo de Clarín, a quien dedicó uno de sus primeros artículos, «El Maestro». Sin embargo, a pesar de haber estudiado Derecho, se dedicó al periodismo, con varias publicaciones en «El Heraldo» o «El Imparcial». Pérez de Ayala inició su carrera novelística en 1907 con «Tinieblas en las cumbres», bajo el seudónimo Plotino Cuevas. También destacan obras como «A. M. D. G.», «La pata de la raposa», «Belarmino y Apolonio» o «Tigre Juan».

Fue en 1916 cuando publicó «Novelas poemáticas de la vida española», una obra que reunía tres relatos cortos: «Prometeo», «Luz de domingo» y «La caída de los limones». De esta forma, Pérez de Ayala fue el creador de un nuevo género, el de la «novela poemática», al igual que el «esperpento» de Valle-Inclán o la «nivola» de Unamuno. Pero ¿por qué las denominó novelas poemáticas? Porque cada una de ellas incluye, al inicio, un pequeño poema que va seguido del texto en prosa. Así explicaba el filólogo Ricardo Gullón su desarrollo: «Las novelas poemáticas dependen de una estructura basada en la presentación dual de los acontecimientos: primero en verso y luego en prosa. El verso anticipa y resume en forma oblicua lo explicado directamente en la prosa».

En estas tres novelas poemáticas, Ayala denuncia determinadas líneas tópicas de la intelectualidad española del momento y, en ellas, dice el propio Ayala, «se aspira a obtener la poesía de la verdad por un procedimiento más directo y sintético que analítico».

En «Prometeo», Ayala desarrolla el tema de la búsqueda del hombre perfecto, síntesis de pensamiento y acción. El joven Marco de Setiñano aspira a la perfección y plenitud humana y vital. Y, al no conseguirlo en sí mismo, pretende lograrlo con su hijo. Sin embargo, la naturaleza lo castiga dándole por hijo a Prometeo, un ser deforme que termina suicidándose a los 14 años.

Por otra parte, en «Luz de domingo», Ayala se centra en la deshonra de una pareja de novios en vísperas de su boda, hecho llevado a cabo por unos nobles; los protagonistas, ante la maledicencia colectiva, emprenden una huida sin fin que concluye con la muerte de los mismos.

En último lugar, «La caída de los limones» relata la decadencia de una familia noble y caciquil, la de los Limón-Uceda, a través de uno de sus miembros, Arias, que viola y asesina a una muchacha, lo cual traerá consigo su castigo y la caída de toda la familia.

«En estas tres novelas, la anécdota es lo de menos. Pérez de Ayala nos da una doble visión de la realidad española. Una visión épica en las tres descarnadas narraciones, y una visión lírica en los breves poemas que anteceden a cada capítulo a manera de epígrafe», señalaba Díez-Canedo.

La profesora María Dolores Rajoy asegura que hay plena unidad entre las tres obras, «tanto en el aspecto inmanente como en el referencial». Para ella, en el mundo de los valores humanos, «se trata de las posibilidades de una vida plena y de las distintas modalidades del amor». En cuanto a la vida española, «se da una visión global de la sociedad de su época con el gran tema del caciquismo, presente en las tres novelas, en relación con la inoperancia de los restantes estratos sociales: mansedumbre de la clase media, impotencia del pueblo, incapacidad de la nobleza y esterilidad de las utopías individualistas de los intelectuales».

Ramón Pérez de Ayala las denominó «novelas poemáticas», pues cada uno de los relatos incorpora un poema inicial que anticipa y resume de forma oblicua lo que se explica posteriormente en el texto en prosa. En «Prometeo», «Luz de domingo» y «La caída de los limones», Ayala muestra su preocupación por la sociedad de su tiempo. En «Prometeo» trata temas como el fracaso del superhombre nietzscheano; en «Luz de domingo» habla de la deshonra de unos novios un día antes de su boda, y en «La caída de los limones» trata de un suceso cierto, el crimen de don Benito, que ya había sido abordado por otros escritores como Baroja.

Ramón Pérez de Ayala nació en Oviedo en 1880. Tras estudiar en los Jesuitas el Bachillerato, se licenció en Derecho por la Universidad de Oviedo. Ayala comenzó muy pronto su carrera literaria, cultivando todos los géneros. El escritor, de la generación del Novecentismo, nos ha dejado un extenso legado literario. Entre sus obras más conocidas se encuentran «La pata de la raposa», «A. M. D. G.», «Tigre Juan» o «Tinieblas en las cumbres». Este año se conmemora el 50.º aniversario de su muerte.

Pérez de Ayala: «Con estas novelas poemáticas se aspira a obtener la poesía de la verdad por un procedimiento más directo y sintético que analítico»