Presidente del Banco de Alimentos de Asturias

Luján PALACIOS

El gijonés Juan Luis Núñez preside el Banco de Alimentos de Asturias, una fundación desde la que se coordina la recogida de alimentos no perecederos para familias en apuros. Unas dificultades acentuadas por la crisis que hacen prever un duro invierno y que, a la vez, despiertan la respuesta solidaria de la ciudadanía.

-¿Cómo califica la situación actual?

-Complicada, ya el año pasado creció la demanda un 30% y este año vamos por el mismo camino. Pero nos preocupa más el segundo semestre, la previsión es de que empeore la situación. No va a ser suficiente con la recogida de las «operaciones kilo» y las donaciones.

-¿Qué previsiones de recogida manejan este año?

-Unos 450.000 o 500.000 kilos. Y contamos con que la demanda ande por los 600.000 kilos, por eso el patronato está buscando fórmulas para cubrir este déficit que prevemos. Este año esperamos recoger, en total, 1.800.000 kilos.

-¿Han bajado las donaciones o es que la demanda es mayor que nunca?

-La demanda ha aumentado mucho, pero las donaciones no bajaron. Sí disminuyeron un poco las subvenciones, las ayudas para pagar los gastos de mantenimiento del almacén, furgonetas y demás. Tanto los ayuntamientos como el Principado o Cajastur están recortando sus ayudas.

-¿Para cuándo estará operativo el almacén en el barrio de Moreda?

-A ver si para fin de año lo podemos utilizar. Es un proyecto adicional para dar contestación a la problemática de la gente. El Banco de Alimentos nació como fundación en el año 2000, y al principio los alimentos se repartían a través de instituciones, parroquias, asociaciones, principalmente a grupos de drogadictos, transeúntes, mayores en precario... pero la demanda hoy es de familias normalizadas que de repente se quedan los dos sin trabajo, con una hipoteca, unas letras que pagar, y no llegan a fin de mes. Y no están adscritos a un albergue, ni a una cocina económica, y no saben dónde acudir. Por eso estuvimos hablando con el Ayuntamiento, porque son las trabajadoras sociales de los barrios las que detectan estas necesidades.

-¿Cómo funcionará?

-Nosotros hacemos una caja tipo, que lleva un surtido básico de alimentos para unos días para una familia. A cada una de ellas se le daría un vale canjeable por las cajas, a través de los servicios sociales. Esperamos poder empezar a trabajar para octubre o noviembre.

-¿A cuánta gente llegan?

-Estamos llegando a unas 17.000 personas en toda Asturias, y a 7.300 personas en Gijón. El año pasado distribuimos aquí 375.000 kilos de alimentos, productos no perecederos principalmente.

-¿Les preocupa el cambio de perfil de los usuarios?

-Nos preocupa porque es difícil llegar a estas personas, detectar el problema y poder ayudarlas. Hasta ahora la demanda se cubría perfectamente a través de las cocinas económicas y los albergues de transeúntes, centros de inmigrantes y drogodependientes. Las personas con necesidad acudían a estos centros y les prestábamos ayuda. Pero las personas normalizadas no están dentro de estos establecimientos.

-¿Ampliarán la idea de los almacenes descentralizados?

-La idea es la de poder repetirlo. Estamos hablando también con el Ayuntamiento de Oviedo; queremos hacerlo en las grandes ciudades, donde más problemas hay.

-¿Cómo afrontan el futuro?

-Parece que este año va a ser más difícil aun, esperemos que no dure más que el año que viene y que a partir de ahí podamos llegar algún día a cerrar el Banco de Alimentos porque ya no haga falta. Ojalá algún día pudiera llegar a ser así y pudiéramos dedicarnos sólo a actividades de formación de consumo responsable para que no se tiren alimentos. Tenemos necesidades importantes de alimentos, pero las familias tiran muchos a la basura, hace falta una sensibilización.

-¿Cómo responde la gente ante el aumento de las necesidades?

-Con la crisis se están duplicando las recogidas de las «operaciones kilo». Los asturianos están muy concienciados de las necesidades y se vuelcan con las donaciones. Aparte de las «operaciones kilo» también contamos con donaciones de empresas, con productos con algún defecto de etiquetado o envase, y los excedentes de la Unión Europea, que este año fueron de 700.000 kilos. Además, cada vez más empresas, por responsabilidad social corporativa, se involucran.

-¿Les preocupan los asaltos a los supermercados en el Sur?

-Me parecen algo puramente demagógico que están utilizando algunos políticos que mejor trabajaban en la política, que es lo que deben hacer, y no incendiar estas situaciones y animar a hacer estas cosas. Eso es un robo y no tiene otro nombre. Hay otras vías y otras formas de hacer las cosas. En España la ley no permite distribuir alimentos que tienen defectos de envase o alimentos empezados, porque si ocurre algo el responsable es el distribuidor. En Estados Unidos existe una ley, la del «buen samaritano», por la que estamos luchando. Esta ley permite que se recuperen esos alimentos y no acaben en la basura, porque, como recoge la ley, si tu intención es dar ayuda, no eres responsable si algo sale mal. Los políticos mejor trabajaban en temas como éste. Y, por otro lado, en la Unión Europea los excedentes para 2014 están en el aire.