M. CASTRO

El grupo Armón está ampliando la capacidad de su astillero gijonés, habilitando la dársena de armamento a flote de los barcos para transformarla en su tercer dique seco. La obra comenzó hace varias semanas con el dragado del fondo de la dársena, que se va a hormigonar para permitir su nuevo uso. La inversión coincidirá en los próximos días con el inicio de la construcción del primero de los seis barcos atuneros que el grupo ya ha contratado para hacer en Gijón.

Las instalaciones con las que cuenta el astillero gijonés, asentado sobre 185.000 metros cuadrados en El Natahoyo, lo convierten en una de las mejores factorías navales de tamaño medio de Europa, que ahora se verá potenciada con un nuevo dique, de bastante mayor capacidad que los otros que ya tiene. Además del hormigonado del fondo de la dársena de armamento, la transformación de la misma en un dique seco también exige la construcción de una compuerta especial. El siguiente paso es instalar un puente grúa o bien varias grúas móviles a ambos lados, señalan las fuentes consultadas.

Actualmente Armón dispone de una grada de 180 metros de largo por 47 de ancho, en la que se pueden construir varios barcos a la vez; un dique de 170 por 25 metros y otro de 125 por 17. La capacidad de estas instalaciones es apropiada para la construcción de los seis pesqueros ya contratados. La habilitación de un tercer dique seco, de dimensiones sensiblemente mayores que los ya existentes, no sólo permitirá ampliar la capacidad de construcción de buques del propio astillero gijonés con nuevos contratos, sino que también permitirá concluir la construcción de barcos de los otros tres astilleros del grupo naviego; los de Vigo y Burela en Galicia y el de Navia.

De hecho, Armón ya ha utilizado el astillero gijonés para este tipo de trabajos. El pasado mes de abril entró en un dique seco del astillero gijonés el «HNO-160», construido en Vigo y rematado por trabajadores de la industria auxiliar gallega en Gijón, con la pintura del casco y trabajos en las calderas.

La dársena de armamento de Armón Gijón se está dragando con maquinaria y camiones para extraer la basa que se acumuló en el fondo de la misma durante años de actividad. La dársena, cuya anchura es irregular, está dividida en su parte más interior por una pequeña cuña que facilitaba que se pudieran hacer trabajos en dos buques a la vez. En la imagen, un operario en labores de limpieza, con la dársena vallada y, al fondo, el monte Coroña, con el que limita la instalación.

La industria auxiliar también protagonizará la construcción de los atuneros en el astillero gijonés. Medio centenar de operarios de Montajes Nervión iniciarán en los próximos días en los talleres de Armón Gijón el montaje de los bloques de acero del primer atunero para la empresa conservera mexicana Grupo Marítimo Industrial (Grupomar), del empresario de origen asturiano Antonio Suárez.

Armón ya inició hace unos meses la obra de este barco en el taller que tiene en Jarrio (Coaña) su filial Conformado y Corte. Allí se cortaron 2.000 toneladas de acero.

El recurso a la industria auxiliar para relanzar la actividad en Gijón contrasta con el planteamiento que había hecho público Armón el pasado 8 de marzo en el Ayuntamiento de Gijón. Entonces un responsable del grupo apuntó que de los 200 empleos que generará la obra de este barco unos 190 serían contratos directos, y el resto, un 5%, trabajadores de la industria auxiliar.

Ahora, el recurso a la industria auxiliar está contrariando las expectativas de los 65 trabajadores que se quedaron en la calle tras los cierres de Naval Gijón y Factorías Juliana, que esperaban su recolocación por Armón tras el apoyo público y sindical al grupo naviego para hacerse con el astillero gijonés a precio de saldo: en la liquidación judicial de Factorías Juliana, en diciembre de 2010, Armón pagó 14,5 millones de euros por unas instalaciones industriales y terrenos tasados en 76,59 millones, y recibió fondos públicos.