Ignacio PELÁEZ

La iglesia de San Julián de Somió se llenó ayer para una despedida y una bienvenida. Tras 51 años de servicio a esta parroquia, el sacerdote Ángel Pío Sánchez, que siempre será recordado por sus feligreses, con quienes ha compartido más de medio siglo, concelebró su última misa en lo que supuso la presentación de Luis Manuel Muiña (Moreda de Aller, 1962) como nuevo párroco. Don Pío se despide así tras un largo camino. El pasado fue un año dedicado a él con homenajes y condecoraciones.

Muiña estuvo arropado por fieles de su destino anterior, Sotrondio, quienes intervinieron activamente en las lecturas. Para ellos esta celebración religiosa suponía, también, un adiós a su guía espiritual.

«Tengo el corazón partido, como dice la canción, triste por los amigos de Santa Bárbara que dejo e ilusionado como nuevo párroco de San Julián», aseguró Luis Manuel Muiña, quien aprovechó su debut para lanzar un mensaje a sus nuevos parroquianos. «Espero vuestra luz, fuerza y ganas para mantener viva la llama de la fe al igual que durante 51 años lo ha hecho don Pío. Por eso pido vuestro tiempo y disponibilidad para llevar a cabo esta tarea», apostilló Muiña en un guiño a su predecesor.

También quiso agradecer una vez más el cariño que le habían dedicado sus feligreses anteriores, venidos en varios autobuses hasta San Julián, durante tantos años de servicio y reiteró su «agradecimiento a la labor desempeñada por don Pío», quien tuvo que abandonar la misma antes de su finalización por tener que oficiar en La Providencia.

La homilía compartió lecturas y música, interpretadas por el coro de la parroquia, a quienes don Pío alababa diciéndoles que eran «un coro catedralicio», en referencia a las buenas voces por las que estaba compuesto.

En el inicio de la ceremonia tomó la palabra Herminio González Llaca en calidad de arcipreste de Gijón, a la sazón párroco de San Lorenzo, para las presentaciones, a la vez que pidió un aplauso como recibimiento a Luis Manuel Muiña tras colocarle la casulla. Por último, le entregó la llave del sagrario de San Julián como nuevo párroco.