F. G. / P. T.

Además de sus milagros, los seguidores de Ignacio González de Arriba le atribuyen una semejanza física con el rostro de Cristo estampado en la Sábana Santa. Las citas bíblicas son, asimismo, otros de sus recursos para mantener el montaje. Incluso se apoyan en la Biblia para justificar la poligamia que practican en la secta.

Olivia Castillo se atrevió a denunciar los abusos sufridos dentro de la secta. El diario mexicano «El Universal», uno de los principales del país, desentraña, según el testimonio de Castillo, las interioridades de la misma. Para entrar tuvo que pagar altas sumas de dinero. Después se enteró de que al formar parte de ella debía acostarse con la «élite» de la secta, los llamados apóstoles, y buscar mujeres para tener sexo con Ignacio González. «Para ellos el sexo era obtener energía, ganar vida y llevar magia para el maestro», asegura Castillo. Asimismo, afirma que hubo quien donó un riñón para la secta. Tras padecer un accidente y ver que nadie de los «Defensores de Cristo» se preocupaba por ella, acudió a refugiarse en la Red de Apoyo a las Víctimas de Sectas, que ha denunciado las prácticas de la agrupación liderada por González de Arriba. Él mismo aparece en fotografías con sus supuestas dos esposas, una mexicana y otra brasileña. Asimismo tiene concubinas. Curiosamente, la mano derecha de Ignacio González también es español. Se hace llamar Tito Mernissi, y dice haber nacido en Fuengirola. Además de piloto, asegura ser «doctor en Metafísica Teológica». Como él, hay otros «apóstoles» como Guillermo Rodrigo Bell Becerra y Losanger José Arenas. Además de varias mujeres, el autoproclamado mesías gijonés parece contar con un séquito.

Comparación con la Sábana Santa

«Tito Mernissi», mano derecha de Ignacio González de Arriba, compara en internet las facciones del líder de los «Defensores de Cristo» con las del rostro de Jesús estampado en la Sábana Santa. «Es igual milímetro a milímetro», asegura.

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Tanto Mernissi como otros líderes de la secta ensalzan en internet la figura del «Maestro Fénix». Cuentan sus supuestos milagros, aportando, según ellos, pruebas. En la mayoría de estas páginas abundan faltas ortográficas pese a que quienes firman se hacen llamar «doctores».