M. C.

Un grupo de alrededor de 40 neonazis, parte de ellos encapuchados, participó ayer en una agresión al vicepresidente del Unión Club de Ceares, Gerardo Rodríguez, cuando éste trató de impedirles la entrada al campo de fútbol La Cruz, donde los violentos iban a buscar a seguidores del equipo de Tercera División, simpatizantes de izquierda, según explicaron ayer personas vinculadas a la sociedad deportiva.

Parte de los violentos acabaron entrando por la brava al club hacia las tres y media de la tarde, tras dejar grogui al directivo, que recibió dos puñetazos en la cara y dos patadas en un hombro. Dentro del campo no había ningún aficionado, dado que el partido de Tercera División que el Ceares disputó ayer y ganó al Praviano no comenzaba hasta las cinco de la tarde.

Las consecuencias de la agresión fueron limitadas, debido a que los ultras escaparon en cuanto se dieron cuenta de la llegada de la Policía. Directivos del club habían avisado al 091 antes de que llegaran los violentos, después de que varios vecinos del barrio les hubieran alertado de que los nazis se dirigían hacia el campo. Los agentes permanecieron apostados en las inmediaciones del campo hasta que concluyó el partido para garantizar la seguridad.

Gerardo Rodríguez acudió tras la agresión a un centro sanitario, preocupado especialmente por el golpe que recibió en un ojo. El directivo del club acudirá hoy a Comisaría a interponer la denuncia por la agresión. Es previsible que la directiva también interponga otra denuncia en nombre del club por la invasión violenta de sus instalaciones.

Según parece, el directivo recibió los golpes sin esperarlo cuando intentaba calmar a los violentos. «Primero llegó uno en avanzadilla, que iba a cara descubierta, y salí a ver qué querían. Les dije que para entrar al campo tenían que pagar los 12 euros de entrada, como todos. A partir de ahí se precipitó todo. Entonces me pegó el primer puñetazo, todavía fuera del campo. Siguieron golpeándome dentro entre ése y varios, cuando ya estaba aturdido», motivo que podría dificultar el reconocimiento de alguno de los agresores. Ese no será el caso del cabecilla, señaló ayer el vicepresidente del club, que indica que el que le dio el primer puñetazo aparentaba, «como poco, treinta y tantos años o más».