M. CASTRO

«Que la elección haya sido una calle en un polígono industrial de nueva creación nos colma de orgullo, ya que mi abuelo siempre ha estado muy implicado en favor del desarrollo industrial de Gijón y siempre ha defendido la figura de los polígonos industriales como centros neurálgicos de dicho desarrollo, sobre todo el de su querido polígono de Roces, donde se encuentra Zitrón, la empresa de su vida, y Porceyo, el pueblo donde descansa». Joaquín Muñiz, nieto de Joaquín Cortina Ordiales, mostró ayer con estas palabras su agradecimiento al Ayuntamiento «por perpetuar» el nombre del empresario ejemplar en una calle del polígono de Lloreda, en la que se encuentra la empresa Cristal Norte.

Representantes políticos, sindicales, de la patronal Femetal y algunos de sus antiguos alumnos en la Universidad Laboral, incluyendo al concejal Manuel Arrieta, promotor de la iniciativa, acompañaron ayer a la familia del empresario en el homenaje a alguien que «comenzó como pinche en un taller de El Entrego y luego fundó Zitrón, comenzando con cinco trabajadores, para convertirla en una de las principales compañías europeas, con sede en cuatro continentes», en palabras de la alcaldesa, Carmen Moriyón, para quien «Asturias necesita empresarios como Joaquín Cortina».

Joaquín Cortina nació en El Entrego en 1924 y falleció en Gijón en 2002. Además de fundar, junto a Aurelio Fernández Escandón, la empresa Zitrón, y de ser uno de los fundadores de Femetal, su trayectoria empresarial también incluye la creación de Constructora Porceyo (Copesa), que urbanizó parte del polígono industrial de Porceyo; la creación de Fabricaciones Hidráulicas y Neumáticas (Fahinsa) y el reflotamiento de múltiples empresas, entre las que destacan Fundiciones Infiesta y Ermogas.

Una trayectoria empresarial que inició tras haber trabajado en Talleres Grov, Nespral y Cía. y Duro Felguera. Compaginó su labor empresarial con la docente en la Universidad Laboral, en la que durante ocho años fue jefe de talleres. Sus amigos de Femetal, federación de la que tenía la insignia de oro y era vicepresidente de honor, recordaban ayer que «siempre se preocupó por la formación y el aprendizaje de los nuevos oficiales y por la negociación colectiva; era junto a Luis Armando Larrea y Javier Ortiz, voluntario para la negociación sectorial del convenio colectivo, cuando a otros sólo pensarlo nos producía dolor de cabeza».

El homenaje de ayer fue una distinción que se suma a las que recibió en vida. Era socio de mérito de la Unión de Asociaciones de Ingenieros Técnicos Industriales de España (había estudiado Peritos en Gijón) y en 1998 fue designado empresario del año por el Club Astur Manager, además de la insignia de oro de Femetal que le concedieron en 2002.