Teté F. BALSEIRO

El II Salón internacional de la sidra de gala reunió en una cena celebrada en el hotel NH de Gijón a más de cincuenta comensales en torno a trece sidras diferentes. La sabrosa cata permitió descubrir a los presentes no sólo de qué manera y dónde se elabora este tipo de bebida tradicional asturiana, sino también con qué platos hace un mejor maridaje. De hecho, los aperitivos estuvieron acompañados de sidras tanto espumosas como de hielo, muy de moda últimamente, sin faltar en la mesa también productos de fuera de las fronteras regionales.

Los maestros de ceremonia de lo que sería la primera jornada del salón (ayer clausuraron el segundo encuentro) fueron los responsables de la publicación organizadora del evento. Llucía Fernández fue la encargada de abrir el evento con muestras de agradecimiento a los presentes. «Este producto es el alma de Asturias», puntualizó, «depende no sólo de los lagareros, sino de los hosteleros y de la proyección internacional que le queramos dar», se despidió diciendo.

Por otro lado, Marcos Fernández, editor de la revista, recordó dos importantes objetivos a seguir. El primero, reivindicar la sidra de gala como producto de calidad y de presencia obligada. Por otro, conseguir potenciar al máximo el producto con marchamo internacional.

Durante la velada, cada sidra se acompañó de una explicación sobre el caldo degustado a cargo de los enólogos de la publicación organizadora, Donato Xuaquín Villoria y Manolo Busto.