Pablo TUÑÓN

31 de marzo de 2013. Fecha de caducidad de toda una tradición industrial gijonesa. El anunciado cierre de la fábrica de Porceyo de Suzuki Motor España deja atrás una historia de intenso trabajo, con agónico final, en la que Gijón se erigió como epicentro europeo de la fabricación de modelos de ciclomotores y motocicletas. Desde El Natahoyo, primero, y Porceyo, después, salieron miles de modelos con destino al mercado español y continental.

Alfredo Avello, que poseía una factoría de máquinas herramientas, es el culpable de que esta industria recalase en la ciudad asturiana. En 1950 nace su sociedad con la firma italiana Meccanica Verghera. Así comenzó la primera etapa de la fabricación de motos en Gijón, bajo la firma MV Agusta. Muy lejano queda el modelo MV Avello nacido en 1951, nombre bajo el que se producirán unidades de MV Augusta hasta 1955.

Curioso es el caso de la peculiar MV scooter CGT, modelo que se preparó pero que no salió finalmente al mercado español. Sin embargo, su fiabilidad fue puesta a prueba en carreteras asturianas. Con el paso de los años, desaparece la comercialización de las MV Avello y la producción de unidades se hace bajo el nombre de MV Agusta. Se suceden entonces diferentes modelos: la Pullman o la 125 TR, primera cuatro tiempos fabricada en España por la firma italiana con la sociedad con Avello.

Tan curioso como los nombres de otros ciclomotores y motocicletas que se fabricarían con posterioridad, con múltiples referencias a Asturias. Ya en los 60, aparece el modelo de 300 centímetros cúbicos apodado «Nalón», planteado para su uso en las Fuerzas Armadas. Después aparecerían las MV Agusta Deva, Sella, Narcea y Piles. Precisamente, apoyándose en este último ciclomotor con nombre de río gijonés iniciaría la empresa Steyr-Daimler Puch su andadura en la ciudad asturiana.

Avello se distancia de MV Agusta a finales de los 60 tras una bajada de ventas considerable, y termina contactando con la firma austriaca Puch, que en 1970 entra en la sociedad con una participación del 50%. Acoplando un motor de procedencia austriaca en el bastidor adaptado de la Piles, surge la Puch Trivel Borrasca. En 1972 se lanzan nuevos modelos: el Carabela Deluxe, Coronado y el Minicross, gran éxito comercial de la marca que evoluciona con los años. De hecho, en 1973 se celebró en la fábrica de El Natahoyo la fabricación de la Puch Minicross número 10.000. Fueron aquéllos años de bonanza para esta industria gijonesa, que en 1974 fabrica un total de 18.111 unidades. Para el anecdotario queda también que la Minicross y a otro modelo llamado Dakota MC X-50 se les apodaba las «cascahuevos», al tener el depósito más alto que el asiento por delante, lo cual originaba algunas incomodidades en su uso.

Puch seguiría diversificando su oferta produciendo desde Gijón. Aparecen la Gacela y la Cobra, a la vez que se van sacando nuevas versiones de la Minicross. Les seguirían la Monza y la Caribe. Pero a mediados de los 80 irrumpirían los japoneses. Puch y Suzuki se alían, saliendo de la sociedad la familia Avello. La industria queda, así, en manos extranjeras. Fruto de la alianza surgen dos nuevos modelos: la Lido Vario y la Maxi 50.

En 1988 Suzuki se hace con la totalidad de la empresa y en 1992 la fábrica se traslada a Porceyo. Continúan fabricando modelos Maxi y Lido, pero surge una tercera novedad: la DR Big 50, con motor Morini Franco. Las Lido terminan su andadura y en 1992 dejan paso a las Address, que comienzan a producirse en Gijón. Las Maxi siguen su destino y nacen las Suzuki Suzzy. Después llegarían las populares Katana y, por último, las Burgman, que se vienen fabricando últimamente en la factoría que cerrará en 2013. Junto a ellas, irrumpen en la fábrica gijonesa motos muy distintas como las Marauder o la DR 125 Supermotard, que también se producen en Gijón en la actualidad. Todos estos modelos, algunos ya considerados joyas de coleccionista, son historia de la industria gijonesa, que dejará en marzo de cabalgar a dos ruedas.