Etnógrado, ganador del premio «Fierro Botas»

J. L. ARGÜELLES

El etnográfo Inaciu Hevia Llavona (1965) acaba de ganar el premio «Fierro Botas» de ensayo con «La botella de Xixón. Oríxenes y desendolcu hestóricu de la botella de sidra d´Asturies». Autor de trabajos de referencia sobre sidra y lagares tradicionales, traza ahora una minuciosa investigación sobre uno de los iconos de la vida social asturiana.

-¿Por qué «botella de Xixón?

-Así es como se conoce popularmente ese tipo de botella utilizado para la sidra, que llevaba en su culo el nombre de la ciudad, aunque el oficial era «mol de hierro» (molde de hierro). La primera fábrica, de 1844, fue La Industria, en Begoña, y su director era Luis Truan. Y en 1900 ya abre la de La Calzada (Gijón Industrial, lo que después sería Gijón Fabril).

-¿Cuál es el origen de la botella de sidra?

-Mi trabajo arranca con una introducción sobre la invención del vidrio; también se detiene en la evolución de las botellas. La de sidra se inspira en otras que se hacían en Inglaterra. Antes se tomaban las llamadas «pucheras», que era una unidad de medida. La industria vidriera nace aquí por la necesidad de embotellar la sidra. Sólo hay que recordar a Jovellanos, que ya lamentaba la falta de una industria embotelladora pese a los altos consumos de sidra. Hay varios intentos en 1827 y 1829, que no cuajaron.

-¿Cómo fue ese proceso?

-El primer modelo es el bordelés, pero van analizando las necesidades y características de la botella de sidra. Se dan cuenta de que ha de ser oscura y de que en Inglaterra ya se hacían de vidrio oscuro, que conserva mejor las bebidas al tener menor incidencia los rayos ultravioleta. Esas botellas se adaptan a las medidas de la sidra, con un cuello que permita el escanciado. Primeramente se hacen sopladas a mano, pero no salen uniformes. La fecha clave para el nacimiento de la botella de sidra es 1880, se hace la denominada «mol de hierro», fabricada con moldes de tres piezas de hierro. Y aquella forma es prácticamente la de hoy en día. La botella de sidra no ha variado casi nada, unos milímetros, desde 1880.

-¿Qué novedades aporta su investigación?

-Pues el estudio de esos cambios en los moldes de fabricación. La investigación empezó por el reto de saber dónde y en qué fecha fue fabricada una botella a partir de las letras que incluyen. Las primeras botellas pesaban ochocientos gramos por el vidrio tan basto que llevaban. Analizo también cómo todo eso impulsó la industrialización de Gijón.

-¿Cómo se tomaba la sidra antes de la fabricación de la botella?

-Desde el tonel, escanciada en las jarras, en las zapicas. De ahí que la botella tenga unas características propias para facilitar el escanciado.

-¿En qué medida la botella está determinada por la manera de escanciar la sidra en Asturias?

-Está hecha ex profeso para la sidra asturiana. El escanciado es una imitación de cómo se espicha la sidra desde el tonel, para que abra el carbónico y sacarle todo su gusto a la bebida. La curva característica de la botella, la llamada «pierna de dama», una forma muy marcada, lo que hace es parar la velocidad de la sidra para que no salga tan disparada. Es algo único en el mundo. La botella de los vascos, que se apuntan a todo, es de los años noventa y es muy parecida a la del champán, por lo que no sirve para nuestro escanciado.

-¿Y cuál es la relación entre la botella y el vaso de sidra?

-El vaso surge también en una época próxima a la de la botella; eran vasos gruesos, pesados. Las vidrieras hacen botellas y, claro, también vasos. Nacen con unas medidas que tampoco han cambiado mucho hasta hoy en día. En el estudio le dedico un capítulo complementario a este asunto.

-¿Dónde se fabrican ahora las botellas de sidra?

-Tienen la misma singularidad, por esa influencia inglesa, que las de güisqui y las de jerez. Lo triste es que botellas y vasos ya no se fabrican en Asturias, sino en sitios como Polonia o Portugal. Aquí en España, en Burgos y en Zaragoza. Siguen de actualidad las palabras de Jovellanos: no hay quien haga en Asturias una botella de sidra. La última botella se hizo el 18 de marzo de 1981, a las seis de la tarde.

-¿Y a qué se debe?

-Pues a estrategias de Vicasa, que es quien controla la mayor parte de la producción de vidrio.

-¿El etiquetado ha modificado la relación de los asturianos con su botella de sidra?

-Creo que no, que no ha influido en nada; la botella es la misma. Antes las veíamos sin etiqueta y, ahora, posiblemente protestemos si nos ponen una sin ella. Y eso que hubo polémica en su día. La sidra está muy ligada a nosotros y cualquier cambio genera polémicas.

-En Asturias hay, además, una larga tradición de reciclar las botellas de sidra.

-Sí, se puede ir a una sidrería y ver aún botellas que se fabricaron hace treinta años. Los llagares reutilizan las botellas, lo que no ocurre con las de champán. Con las cifras de exportación de sidra achampanada a Hispanoamérica, las cifras de fabricación de botellas debieron ser muy altas. «El Gaitero» intentó incluso fabricar sus propias botellas.

-¿La sidra sigue gozando de gran aceptación popular?

- Está en auge. Llevamos tomando sidra más de dos mil años, como recoge Estrabón.