Desde pequeño me habían gustado los deportes. Mis Padres eran muy deportistas y siempre quisieron que yo fuera alguien importante? El problema estaba ahí, mi Madre era una fanática del ciclismo, pero mi Padre era un ultra del patinaje? Hasta el momento no habíamos tenido problema, puesto que mis Padres me llevaban a los dos deportes en el « grupo gallego del deporte», pero ahora ha llegado el momento de elegir entre uno de los dos, mi vida tiene que cobrar un sentido único si quiero ser algo en el mundo del deporte, pero ¿cómo decidirme?, ¿qué debo hacer? Comienza la aventura.

Día uno. Hoy me he decidido a hablar con mis Padres para intentar que dialoguen, siempre he dicho que, dejando los extremismos a un lado, podremos salir adelante, juntando opiniones y debatiendo razonadamente, pero? ¡ha sido imposible! Me he desesperado y me he ido enfadado a mi habitación, ¡estoy harto! No consigo convencer a mis Padres de que dialoguen razonadamente. Posteriormente me he ido a recoger las notas, me sorprendió ver que había sacado un 10 en Lengua, un 9 en Sociales, y un 7 en Ética, mientras que, en Educación Física un simple 8, me enfadé conmigo mismo y me fui a casa, ahora estoy aquí, escribiendo que aquí, a un amigo muy fiel, titulado «diario de mi futuro».

Día dos. Bueno? Ahora ya estoy llorando.

Es alucinante, hoy he ido con mis Padres a las competiciones de ambos deportes y mi Madre me ha dicho que me olvide del patinaje, que estoy haciendo el ridículo? Que no valgo, mientras que mi Padre ha dicho que la gente se ríe de mí cuando hago ciclismo, que es de niñas, ¡hasta me ha preguntado si soy homosexual!, ¿no se dan cuenta del daño que me hacen? Toda mi vida haciendo ciclismo y patinaje y ahora me vienen con éstas? ¡que no valgo para hacer lo que llevo haciendo toda mi vida? Uf? Es impresionante.

Día tres. Hoy he decidido hablar con algún profesional de estos deportes, todos me miraban y decían que tenía físico, pero que me faltaba pasión por el deporte, ¿cómo no me va a faltar pasión con lo que me dicen mis Padres? Estoy harto, amigo? No sé qué hacer, no sé qué decir, no sé nada y ya siento como que no tengo ganas ni de decidirlo.

Día cuatro. Hoy mi Padre me lleva a las siete de la mañana para ir a patinar, me ha estado dando la chapa todo el día mientras patinábamos, nunca había tenido tantas ganas de que me traigas en la tierra, mi Padre es un fenómeno del patinaje y yo? No tanto.

Ahora estoy aquí sentado, leyendo un libro, preparado para escribirte, pero? Seguiré con él, me encanta, se titula «El niño con el pijama de rayas», es increíble? Me he emocionado incluso.

Día cinco. Lo mismo que pasó ayer con mi Padre ha pasado hoy con mi Madre, me llevó al pico de Jarrío en bici? Me quería morir, pero, eso sí, me fijé en los árboles de mi alrededor y conseguí redactar un poema?

Decía así: «Mirando estos árboles, pienso en todo lo que he vivido, todo lo que he pasado y lo que me queda por pasar, lloro, siento, padezco».

Me gusta a mí mismo y se lo conté a mi Madre, a lo que ella respondió: «Eso es de literatos absurdos».

De nuevo estoy llorando.

Día seis. Sentado bajo un árbol a la salida del patinaje pensé en quién me podría ayudar, siempre me había llevado bien con mi tutora, Ángeles, y con mi profesora de Lengua, Silvia, así que decidí hablar con ellas.

Me sorprendió como hablaban, como debatían, cuando les dije lo que quería ser de mayor (deportista ?) ambas dijeron: « ¿que quiere ser qué?».

Me dieron las notas, dialogaron razonadamente conmigo y reflexionamos sobre mis notas. Realmente había tomado una decisión, pero me faltaba completar algo.

Día siete. Me he puesto a leerte, era lo que me faltaba por confirmar? Realmente es impresionante, lucía o que me tenía el extremismo de mis Padres, yo de mayor, voy a ser literato, es mi pasión, debatir, escribir, razonar, reflexionar, me encanta, me da igual lo que dirán mis Padres, yo soy así y punto.

Mis Padres, por extremistas y por no saber debatir ni hablar las cosas razonadamente, se han quedado sin su deportista, ahora, pondré mi primera firma, actriz, a «el diario de mi futuro».

Javier Suárez Parrondo 14 años. Liceo La Corolla

Buenos días querida mañana. Ahora mismo el cielo podría derrumbarse. Mi mirada se pierde en el infinito al que la gente llama mundo. Otra mañana más, otros pensamientos carentes de sentido, otros problemas y la misma persona de siempre: yo.

Me miro al Espejo, decidida a juzgarme como todas las mañanas. Supongo que jamás se ve afectada, no me veo bonita como todos ellos, los chicos que mi acribillan a comentarios, ni inteligente como las personas a las que admiro. En realidad sólo soy la chica del Espejo.

Me planteo mi realidad paralela, como todo los días, imaginó otro mundo y otros principios, otra gente y otro Espejo.

Me veo perfecta, yo no tengo esos defectos por los que siempre me han dañado. Sin embargo, sé que mi físico es lo último que necesitaría cambiar. Cierro los ojos y consigo verte, pero en lugar de estar rodeado de gente estás a mi lado. Sí, la extraña chica a la que todo el mundo odia se ha enamorado. Me deshago en lágrimas frente al Espejo, consciente de que jamás seré mi idealizado reflejo, sino la perdedora de siempre. Tomo un papel y escribo una nota. Otra más, perfectamente redactada y con el destinatario de todas las mañanas.

Querido «nunca»:

Ni el papel ni mis ideas consiguen tranquilizarme. Sufro uno de los mayores barullos emocionales de mi vida. Mi interior se ha dividido y parece que estoy encerrada en medio de Estos «yos». No sé cómo ha sucedido, ni tampoco intento comprenderlo, pero supongo que si me conoces sabrás que las incógnitas siempre han sido mis mayores enemigos.

¿Acaso no nacemos soñando con los imposibles? De pequeño no quería volar? Al lado de mis objetivos volar se veía hasta posible. Espero que te hagas una idea. Yo sólo era la escritora incomprendida a la que el mundo quería destrozar? En realidad, los hijos siendo. Mi infancia estuvo dedicada a que los demás aceptasen mis sentimientos y mis ideas? Pero el respeto se quemó en la sociedad como las alas en la especie humana. Crecí una y otra vez empujada por las mediocres ideas de mi generación, donde el arte había cometido el error de escapar. Me levanté tantas veces como estuve en el suelo, convencida de que todo lo que huye acaba volviendo si el amor le reclama. Llamé al arte en cientos de plegarias de tinta y mi corazón acabó por enamorarse del personaje sobre el que escribía.

No te conocía, no físicamente, pero la creatividad va más allá de todo lo que la mente puede entender. Ahora abrazo el aire todas las tardes planteando me si uno de esos «yos» en los que me he dividido se ha unido al ejército que quiere destruirme.

No sé por qué a mis 16 años no me he dado cuenta de que los imposibles matan.

Puede que el éxito del que los ganadores hablan haya decidido albergarse en ti, como ese arte que escapó hace tantos años. He encontrado en tu mirada la comprensión que necesité ese noviembre en que lloraba en una esquina, entre papel e ideas frustradas. He encontrado en ti todo lo que siempre busqué, pero, como siempre, tú no me has encontrado. Tan sólo soy un intento de frustración poética que busca al delincuente que robó la sensibilidad y creatividad al frío invierno en que se consumen las horas.

Querido «nunca», lleva su nombre de eternidad, de todas las noches en vela y todas las historias que carecieron de protagonista y escena, de todas las obras que jamás se pudieron culminar en el aplauso que merecían. Lleva su nombre de teatros vacíos.

Querido «nunca», esperaré en el rincón emocional en el que me han encerrado los demás, aguardando a ese arte que se escapó sin una nota de despedida ni intención de volver.

Por ti seguiré siendo la chica de la sonrisa inquebrantable.

Firmo desganada el papel en que ha reflejado todo lo que siento por el hombre que me ha cautivado y cojo una cerilla encendida. El fuego devora mis ideas y mis sentimientos, representando ese fuego a la sociedad que destroza mis esperanzas a base de insultos y obstáculos. Las llamas luchan contra la pureza del papel y de mi amor y finalmente se apagan. Sólo una palabra permanece intacta: «arte».

Sonrió entre todas las lágrimas que me recorren y me aferro a esa palabra, dándome cuenta de que siempre seré amante del papel y únicamente amada por el. En él se encerró el arte que huyó en mi infancia y no en ti, aunque de algo estoy segura, la mitad de ese «yo» que me atormentaba ha huido contigo y así he quedado sola, como siempre, como todos los artistas.

Buenos días querido mundo. Ahora mismo el cielo podría derrumbarse.

Irene de Caso Ojea 15 años. Liceo La Corolla