Una gijonesa ha presentado este martes por Registro una queja contra un restaurante de Gijón que la echó del local a ella y otros cinco comensales que la acompañaban, tras argumentar el dueño del local y su hijo que no tenían "nivel" para comer allí, ha señalado a Europa Press la afectada. Esta ha acudido a la Oficina de Consumo para presentar la reclamación, aunque al tratarse de un establecimiento hostelero se remitirá a la Dirección General de Turismo.

Según esta mujer, los hechos tuvieron lugar el pasado sábado, cuando acudieron al restaurante, ubicado en Viesques y que mezcla la cocina tradicional con la vanguardista, previa reserva a través de una oferta con precio cerrado. Una vez en el establecimiento, comenzaron los problemas al decirles el recepcionista que habían llamado esa tarde para decir que serían cuatro y no seis. Algo que ha negado la afectada y que, de acuerdo a su versión, se comprobó más tarde en el propio local que habían sido otras personas.

En esa discusión sobre el número de comensales, el hijo del propietario, encargado de la recepción de los clientes, y también el dueño, comenzó a decirles frases tales como que el restaurante les "quedaba demasiado grande", que "estaban en una casa seria" y que no era una taberna o que no estaban "al nivel" del local.

Cuatro de las personas se quedaron intentando arreglar el asunto con los responsables del local mientras que la afectada y otra de las acompañantes se dirigió a la mesa. En el otro lado, desde el restaurante se les invitó a que decidieran si se querían o no quedarse y contaron hasta tres. Acto seguido, un camarero agarró el abrigo de la afectada y a esta por el brazo y la expulsó junto a la otra joven de la sala del restaurante.

Los hechos motivaron que viniera la Policía Local por dos veces. La primera, en respuesta a la llamada tanto del hostelero como de los clientes, uno porque querían que abandonaran el local y otra porque estos últimos querían poner una hoja de reclamaciones. La segunda, cuando al poco la afectada pidió otra hoja de reclamaciones para contar lo ocurrido y cómo la habían expulsado del comedor. Cuando regresaron los agentes, "apareció milagrosamente otra hoja de reclamaciones", ha señalado.

El hecho es que la cena estaba reservada con un bono de oferta ya pagado, cuyo valor era de 25 euros para un menú cerrado. La afectada ha contado que, de hecho, cuando llamó una de sus amigas para reservar, contó que a ella le dio tiempo a contratar el bono pero a su novio no, porque se habían agotado y el dueño le había llegado a decir que no importaba, que le darían el mismo menú por el mismo precio, algo que luego negó. Los comensales sí han agradecido que les devolvieran el dinero de los cinco bonos, al contar lo sucedido a los organizadores de la oferta.