Cantautor, mañana presenta en el teatro Jovellanos «¿Qué fue de los cantautores?»

J. M. CEINOS

«¿Qué fue de los cantautores?» es el título del último trabajo discográfico de Luis Pastor y también del concierto que mañana, a las 20.30 horas, protagonizará junto con su hijo pequeño, Pedro, y Lourdes Guerra, en el teatro Jovellanos, en una actuación organizada por el Aula Popular «José Luis García Rúa». Luis Ángel Pastor Rodríguez (Berzocana, noreste de Cáceres, 1952) lleva más de cuarenta años en la militancia «desde la canción», aunque nunca se afilió a ningún partido este extremeño que estuvo en los años setenta en el sindicato USO, procedente de la Juventud Obrera Católica (JOC).

-¿Con qué se van a encontrar los espectadores en el teatro Jovellanos, con un Luis Pastor aún francotirador?

-Por supuesto. «¿Qué fue de los cantautores?», como un nuevo trabajo y un nuevo disco, su esencia, de alguna manera, es sentir el orgullo de haber sido cantautor de esa generación y también reivindicar el espacio histórico que a lo largo de estos últimos treinta años se negó a la canción de autor en este país. Y al mismo tiempo es una pregunta extensible que yo hago: ¿qué ha sido de la izquierda de este país? Es un relato de cuarenta años de historia de este país sintetizada, pero a través de mi propia experiencia. Creo que en estos últimos treinta años, sobre todo a través de la televisión, se ha contado a veces la historia de la música ninguneando poco a poco el espacio tan importante que ocupó, en todas las esferas sociales, la canción de autor y la trascendencia que tuvo a nivel poético y lo que supuso de herramienta de lucha y de cambio, y el valor que conllevaba ser un cantautor en su esencia, desde el altruismo, la generosidad, la solidaridad, el no cantar para hacerse rico y famoso. En el fondo, trasladado a muchos militantes, estudiantes y obreros de aquellos años que dieron sus horas y sus días por la colectividad desde el altruismo.

-¿El ninguneo a los cantautores es parejo al de los intelectuales?

-También se ha ido relegando el papel de los intelectuales, con excepciones, como José Luis Sampedro o Saramago, que murió hace poco; intelectuales que, de alguna manera, son valientes y se atreven a ser la mosca cojonera, la voz libre, la que no se casa con nadie y es capaz de denunciar situaciones que otros no quieren denunciar.

-¿Cuándo cambió la izquierda?

-En las primeras elecciones, en 1977; es decir, hasta ese año la izquierda era una piña, daba igual las siglas o quién estuviera a la izquierda de quién... Había una meta colectiva, que era acabar con la dictadura, y eso hacía que la izquierda tuviera un proyecto colectivo que aglutinaba a todas las fuerzas. Pero una vez que se posicionan los partidos políticos y llegan las elecciones, evidentemente la izquierda se divide y los que más lo sentimos fuimos los que no estábamos militando o militábamos para todos con la canción.

-¿Por eso los cantautores comenzaron a estorbar?

-Creo que estorbamos en la Transición, sobre todo cuando gana la izquierda con Felipe González, en 1982. Ahí se abandona un poco el proyecto de movimientos sociales, es decir, la propia izquierda desmoviliza a la sociedad. Los movimientos que existían en los barrios, por ejemplo en Vallecas, que era el que yo tenía más cerca, a nivel de cultura, de calle, de colectivos de jóvenes... Por ejemplo, el Gallo Vallecano (mítica asociación ciudadana y cultural del barrio madrileño) tenía subvenciones con la UCD y cuando llegó el PSOE casi no tenía y tuvimos que cerrar. No sé si eso fue algo que ellos estudiaron sistemáticamente o decidieron que fuese así, pero lo que se vio fue esa desmovilización hasta la situación en la que estamos, donde volvemos a sentir que la única fuerza que tenemos es la calle y donde se dan situaciones como hace un mes, que tuve que ir a cantar a una parroquia obrera de Vallecas para pedir la libertad de Alfon, el chaval al que la Policía detuvo en la última huelga general. Nos encontrábamos gente como yo, de sesenta años, con la parroquia abarrotada, teniendo la sensación de estar volviendo a cuando teníamos diecisiete años.

-¿Volviendo a la Transición?

-Claro, está otra vez todo por hacer. Antes había que luchar por conquistar los derechos y hoy hay que luchar por defender los derechos conquistados que nos están robando.

-¿Se siente estafado en ese aspecto?

-He pasado muchas etapas, a lo largo de mi propia historia, de desencantos, sobre todo con los míos, es decir, con los que supongo que eran míos. Pero en la cultura ni la derecha ni la izquierda han tenido nunca un programa, es decir, en el fondo yo no me siento ahora mismo desencantado ni engañado, conozco cómo se cuecen las cosas y cómo hemos vivido estos años. Sentí desencanto muchas veces, pero me salvó siempre la canción entendida como yo la entiendo: como una herramienta y una manera de tocar el corazón de las personas, de hacerlas reflexionar y hacer que sientan desde lo más profundo de su ser. La verdad es que siento que lo que está pasando ahora lo vengo cantando en los últimos quince años, lo que pasa es que la gente no estaba para escucharlo o no quería escucharlo. Vengo cantando y advirtiendo situaciones que estamos viviendo ahora mismo que ya se estaban dando a finales del siglo pasado y que estaban ocurriendo en otros países desde la burbuja inmobiliaria al robo de los ciudadanos por parte de las entidades financieras desde el ninguneo de los propios gobiernos que se juntan con estas entidades y traicionan a sus votantes... Lo que pasa es que mi sentimiento personal, más allá de lo social, tiene que ver conmigo mismo, con lo que he conseguido en estos años, con la obra que he creado y con el largo camino recorrido para ser un escritor de canciones. Personalmente estoy contento con mis discos, con mis canciones, con mi trabajo, pero vivimos tiempos otra vez más difíciles... Para mí mismo es más difícil llegar a fin de mes y tengo que hacer más kilómetros y gano menos otra vez, pero estoy acostumbrado, yo vengo de la pobreza, vengo de la emigración, del campo...

-¿De lo que se olvidaron muchos españoles, de dónde vienen?

-Creo que en estos años hemos olvidado de dónde veníamos y quienes éramos; todos flipamos con tener y tener más que con el ser, y nos han engañado. Pero en este análisis de este proceso de tantos años todo esto ya lo analizamos cuando teníamos veintitantos años, al final de los setenta. Nosotros ya sentíamos que habíamos sido traicionados, que la revolución no fue posible y que el cambio de la sociedad y el hombre nuevo tampoco. Hemos avanzado, evolucionado y conquistado libertades y derechos, y hemos vivido mejor; pero evidentemente no era eso por lo que nosotros luchamos cuando éramos jóvenes.

-¿Tal como están las cosas, la España actual es tema mejor para la letra de una chirigota de los carnavales de Cádiz que para un cantautor?

-Para las dos cosas, pero a la vista de la clase política, más para las chirigotas que para un cantautor. Esto ya es de risa y tendríamos que irnos todos al carnaval de Cádiz, que va a ser espectacular.