«No existe un déficit entre la conciliación de la vida familiar y laboral sino que falla el reparto de responsabilidades». La catedrática de Sociología de la Universidad de Salamanca y ex secretaria general de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo, arrancó ayer en Gijón con estas palabras su férrea defensa acerca de lo que, a su juicio, debe ser una sociedad más igualitaria. Murillo impartió una conferencia organizada por el Instituto Asturiano de la Mujer que se enmarcaba en el programa de actividades conmemorativas del día internacional de la Mujer en Asturias que tendrá su jornada central el día 8.

A su juicio, para el momento actual la prioridad es prestar una mayor atención hacia las políticas públicas que tienen que ver con la contribución de las féminas al mercado de trabajo al tiempo que se trata de atajar la situación de indefensión de todas aquellas que deciden quedarse en casa a cuidar de los niños o de personas mayores a su cargo. «Es indecente que una persona que cuida esté viendo cómo se desfigura y cómo no la reconocen. Un currículo con un año en blanco ya no se lee», advirtió Murillo. Por ello, la ex secretaria de Estado de Igualdad abogó por que en el ámbito profesional se reclute, retenga y recupere ese talento que a veces queda descolgado.

«Todavía se piensa que las políticas que se desarrollan son de favores y no de derechos mientras que las mujeres estamos aportando permanentemente al sistema». Como solución planteó la necesidad de anteponer los valores del mérito y la capacidad a la disposición de tiempo para el desempeño profesional pues en este momento «el mercado sólo entiende de trabajadores liberados de tiempo, no de los más idóneos», agregó Murillo antes de defender que las mujeres «no somos vulnerables, es que estamos excluidas». Así, su propuesta para el espacio público pasa por tender hacia una mayor «feminización» también de los partidos políticos porque «sólo trabajando de manera comprometida se puede hacer pensar a los gobiernos».

Pese a que España cuenta con un 51% de mujeres, Murillo cree que todavía hoy se vulnera el principio de igualdad de trato. En esa situación, la autonomía de la féminas representa un «blindaje» para luchar por sus intereses y derechos porque cuando una persona se considera autónoma «no es necesario que otra le fiscalice lo que hace». Y concluyó diciendo que en cada merma del estado de bienestar son las mujeres las primeras en sufrirlo.