Pablo TUÑÓN

«Igualdad y cooperación». Dos conceptos que ayer aprendieron los alumnos del Colegio Patronato San José en clave de cocina. Desde la Escuela de Hostelería de Gijón se trasladaron varios estudiantes para guiarles entre brochetas y macedonia, y celebrar la fiesta del colegio con gorros de cocinero y mandiles. Además, la fiesta se cerró por la tarde con un musical de homenaje a Miliki protagonizado por escolares de Infantil.

«Me gusta cocinar, y mucho más que sea para que lo coman nuestros padres», explicaba Valentina Viesca, de 6 años, que aprendió cosas de cocina pese a ser toda una experta. «Me sé hacer la merienda y el desayuno, y le hago el café a mamá», aseguraba. Sin embargo, su futuro no parece pasar por los fogones. «Me gustaría ser cocinera, pero quiero ser diseñadora», matizaba.

El taller de cocina se celebró bajo el lema «Si ricos oricios quieres degustar, el agua de mar no debes contaminar». Los escolares prepararon brochetas, en forma de púas, que clavaron en un repollo envuelto en papel de plata, simulando un oricio. Además, realizaron una sangría de frutas como bebida. Sus padres disfrutaron después de todo ello.

«Estoy haciendo brochetas para hacer un erizo, con jamón york, pan de molde, tomate cherry y aceituna verde», contaba Diego Morís, de 7 años. «Aunque cocinar no me gusta mucho, sé que hay que ayudar en casa y a veces hago pasteles con mi madre», añadía. Todavía más ducha en cocina, a sus 7 años, está Claudia González. «Con mi madre ya he hecho tortillas, bizcochos y magdalenas», aseguraba, aunque, con humildad, reconocía que «todavía tengo bastante que aprender». No sólo salió con conocimientos de cocina. «Ahora sé que los oricios son como erizos y pueden pincharnos. Pero si les quitas los pinchos, se comen», contaba.