El recinto de la iglesia parroquial de San Julián de Somió quedó ayer empequeñecido para acoger a los cientos de personas que acudieron a dar su último adiós a Juan Alvargonzález González de la Buelga, fallecido el pasado sábado a los 93 años de edad.

Hasta tal punto fue insuficiente el espacio, que pocos minutos después de que diera comienzo el oficio religioso por el alma del marino, naviero y empresario gijonés, patriarca de una de las familias más ontañonas de la villa, tuvieron que abrir de par en par las dos hojas de la puerta principal del templo para que quienes no pudieron acceder al interior de la iglesia pudieran seguir el oficio desde el atrio.

Dentro, Luis Muiña, párroco de San Julián de Somió, ofició la misa de despedida de Alvargonzález, concelebrada por otros siete sacerdotes. Tras los primeros bancos, copados por las extensas familias Alvargonzález y Figaredo, dado que la viuda pertenece a esta conocida familia, numerosos representantes políticos y del tejido empresarial y cultural asturiano asistieron al acto religioso.

«Era un hombre que, aunque se esforzaba por ser discreto, sus hechos hacían trascender su forma de ser. Ha quedado su obra», recordaba en el exterior de la iglesia de Somió Severino García Vigón, presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE). Una discreción que la familia ha tratado de mantener tras su muerte.

De hecho, el funeral se celebró sin presencia del féretro, ya que Alvargonzález tuvo un entierro «en la más estricta intimidad» el domingo. Sus restos descansan en el panteón familiar situado en el recoleto cementerio de Deva. Asimismo, la familia declinó que un portavoz leyese un discurso de despedida en la iglesia de San Julián.

Sin embargo, su obra ha trascendido. «Mi padre siempre encontró en asuntos sociales la ayuda de Juan. Es todo un ejemplo como empresario y como persona», señalaba Fernando Adaro, hijo de Luis Adaro Ruiz Falcó, quien fuera presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón. Precisamente su presidente actual, Félix Baragaño, acudió al funeral junto con el director de la Feria de Muestras. También acudió el ex presidente cameral y abogado Guillermo Quirós Pintado.

Había destacados representantes del mundo empresarial. Entre otros, Jacobo Cosmen, presidente de Alsa en Asturias; María Luisa Herrero, viuda de Elías Masaveu; Luis García-Tuñón, ex secretario general de FADE, así como el actual, Alberto González; Herminio Huerta, ex director del Banco de Asturias y del Banco Herrero; Roberto Paraja, ex presidente de Telecable; Leopoldo Bertrand, ingeniero naval; Íñigo Bertrand, empresario; Juan María Urquiola, ex presidente de Gas de Asturias y de KLK, y Pedro Lantero, presidente de Dicaminos. Tampoco faltó a la ceremonia religiosa Ovidio de la Roza, presidente de la patronal del transporte Asetra.

«Por cuestiones de edad tengo algo más de relación con los hijos, pero, sin ninguna duda, Juan era una de esas personas que, aunque suene a tópico, son difíciles de encontrar y son muy singulares», manifestaba De la Roza, que cree que con sus hijos «la empresa queda en buenas manos».

La relación con el mar de Juan Alvargonzález también quedó de manifiesto con la presencia de personalidades de este ámbito. «Tenía vocación de marino y supo encontrar negocio en lo que más quería: la mar», aseguraba García-Vigón. Entre los asistentes al oficio también estaba Rosa Aza, presidenta de la Autoridad Portuaria de Gijón, junto al director de la misma, José Antonio Lago. «Juan Alvargonzález estaba muy vinculado al puerto. Queremos dar un abrazo a sus descendientes y sabemos que la relación con nosotros y el Principado seguirá siendo igual de buena», indicó Rosa Aza.

Ignacio Fernández Fidalgo, capitán marítimo de Gijón, también acudió a la despedida del empresario naviero. «Guardo muy buenos recuerdos de él. No teníamos demasiado trato, pero siempre colaboró y es un ejemplo para todo español como empresario marítimo. De los mejores que hay», proclamó Fidalgo, quien transmitió el pésame de Rafael Rodríguez Valero, director general de la Marina Mercante y nacido en Gijón.

Rafael García, director del Centro de Seguridad Marítima Integral «Jovellanos» y antiguo director de Escuela de Marina Civil del campus gijonés, destacaba la faceta filantrópica de Juan Alvargonzález: «Le tenía mucho afecto porque ha sido un apoyo fundamental para la Escuela de Marina. Financiaba una beca y el premio al mejor expediente», recordaba.

Entre los presentes también estuvo el naviero Claudio Fernández Junquera, ex presidente de la Cámara de Comercio de Gijón y patriarca de otra de las grandes familias de navieros locales.

Una vez finalizado el oficio religioso, decenas de personas, haciendo fila en el pasillo central de la iglesia parroquial de San Julián, se fueron acercando hasta los primeros bancos, donde la viuda, hijos y demás familiares directos del finado recibieron las condolencias y el cariño de muchos gijoneses, que quisieron así testimoniar el aprecio a una de las más viejas familias de Gijón, que sobre todo en los siglos XIX y XX contribuyó con multitud de iniciativas a convertir la villa en una gran ciudad en lo mercantil e industrial.

Casi una hora antes de que comenzara el funeral, agentes de la Policía Local comenzaron a regular el tráfico en las inmediaciones de la iglesia de San Julián, dado el gran número de vehículos que empezaron a llegar pasadas las doce del mediodía con personas que iban a acudir al oficio religioso, que se inició a la una en punto de la tarde. Además, la calle situada frente al templo está cortada por obras desde hace unas semanas.

Pasadas las dos de la tarde finalizaron los pésames y los familiares de Juan Alvargonzález González de la Buelga abandonaron la iglesia.