La Autoridad Portuaria de Gijón obligará a las empresas estibadoras a aumentar sus controles medioambientales durante los procesos de estiba y desestiba de mercancía en El Musel, dentro de las medidas que los responsables de El Musel prevén implantar este año para reducir la contaminación derivada de la actividad portuaria.

Según informó ayer el Puerto, el plan es exigir a las compañías estibadoras que cuenten con responsables de formación ambiental, con certificaciones ambientales, y que efectúen seguimientos y cuenten con indicadores sobre la contaminación.

Otras de las mejoras que planea El Musel consisten en la implantación de tomas de electricidad en muelles para alimentar a los barcos atracados, evitando así que tengan que generarla mediante combustión durante su estancia en puerto, una medida que se ha estudiado implantar de mano ligada a la Autopista del Mar. Además, el Puerto está desarrollando un proyecto, denominado Blue Change, para facilitar el abastecimiento de gas natural licuado a los barcos que en un futuro próximo pasen a usar motores con este tipo de combustible.

La contaminación derivada de la actividad portuaria que más quejas ha suscitado entre vecinos y ecologistas y también del Ayuntamiento de Carreño es la ligada al almacenamiento y manejo de graneles sólidos en los muelles gijoneses. No toda la contaminación, sin embargo, tiene ese origen, según dos estudios encargados por la Autoridad Portuaria, uno de los cuales cuantificó en un 27% las partículas menores de diez micras detectadas en el Puerto que tienen su origen en las emisiones del tráfico rodado y en un 35% las originadas por procesos naturales y arrastradas por el viento hasta El Musel; esto es, un 62% de estas partículas (muy dañinas debido a que su reducido tamaño, que hace que penetren sin problemas en el sistema respiratorio) son ajenas a la actividad portuaria, según ese estudio.

Para combatir la polución por los graneles sólidos, el Puerto prevé ir trasladando estos tráficos, a medida que sea posible, hacia el nuevo muelle norte, el más alejado de Gijón, en el que actualmente se realiza una parte menor de la actividad granelera. Desde 2008 también es obligatorio el riego diario de las parvas de graneles, se han instalado cañones con telemando para el riego de esas parvas y la Autoridad Portuaria ha apostado por el empleo de tensoactivos en el riego de carbones en muelles comerciales, lo que reduce su volatilidad.