No hubo un juicio justo y por eso se debe repetir el procedimiento. La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo obliga a la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias a repetir el juicio contra un camionero vecino de Gijón al que los magistrados asturianos condenaron a la pena de 14 años de cárcel y al pago de 50.000 euros de indemnización como responsable de los abusos sexuales sufridos por una niña de 6 años. El alto tribunal entiende que se pidieron pruebas «de claro significado inquisitivo y finalidad incriminatoria». Los magistrados aseguran que varios «indicios» que fueron expuestos cuando la Audiencia tuvo que decidir en torno al procesamiento del reo se utilizaron posteriormente como pruebas durante el juicio que realizó el mismo tribunal produciéndose, por tanto, un «adelantamiento de la valoración probatoria generador de un claro prejuicio».

La Sección Octava de la Audiencia Provincial había condenado al reo por unos abusos sexuales que, tal como figuraba en el capítulo de hechos probados de la sentencia, comenzaron el 17 de junio de 2000, alrededor de las cinco de la tarde, cuando la niña se encontraba jugando en las inmediaciones de su vivienda. Fue entonces cuando el acusado se la llevó a su casa aprovechando el trayecto para realizarle tocamientos. La Policía Local encontró a la menor media hora después de que su madre denunciara su desaparición en la calle Venezuela, sola y con caramelos en la mano. Días más tarde -y «de forma continuada» desde el primer encuentro-, el acusado continuó tocando a la menor cada vez que se encontraba con ella en las inmediaciones de un bar al que acudían los padres de la pequeña. «Se llevaba a la niña a alguno de los portales próximos haciendo a la menor objeto de tocamientos tras desnudarla cogiéndola por la fuerza y diciéndole que era un secreto entre los dos». Durante todo este tiempo los jueces aseguran que el reo le daba pequeños regalos a la niña. Una menor que «llegó a ser profundamente infeliz en su infancia desarrollando un trastorno de tipo neurótico con crisis de pánico, angustia y depresión». La obsesión del acusado llegó a tal punto que quiso controlar todos sus movimientos con continuas llamadas y mensajes al móvil (156 llamadas y 20 mensajes en apenas un año).

Ahora, siguiendo esta nueva sentencia del Supremo, el juicio contra este camionero gijonés deberá volver a celebrarse con un tribunal formado por jueces distintos de los que dictaron la sentencia ahora anulada. El fiscal encargado del caso pedía en un primer momento la libre absolución del acusado aunque tras la vista oral del procedimiento el ministerio público modificó sus conclusiones solicitando la prisión del reo.