La danza, esa necesidad de comunicar sentimientos mediante el movimiento del cuerpo, ha acompañado al ser humano desde los tiempos temblorosos de su Prehistoria, cuando escuchaba sus latidos bajo el sol y las estrellas. Nada en el fondo ha cambiado demasiado, pese a que coreografía, música y técnica han encauzado aquel milenario impulso hasta convertirlo en una disciplina artística. El Antiguo Instituto acogió ayer una inusual sesión de dos horas para recordarnos, en la antesala del «Día internacional de la danza», que se celebrará mañana, lunes, aquella relación primordial, cuando alguien agitó manos, pies y talle para expresar sus emociones.

El espectáculo «IMPROperiaTRES» reunió a una treintena de artistas (bailarines, músicos, dibujantes o fotógrafos), bajo la convocatoria de la compañía «Rabos de Lagartija», con el fin de improvisar de manera coral durante ciento veinte minutos danzas y músicas. El encuentro artístico tuvo dos exitosos precedentes: «IMPROperio», que acogió la Laboral el pasado mes de diciembre, e «IMPROperiaDOS», verificado en el Museo Barjola.

Quizá las condiciones materiales del patio del Antiguo Instituto (ayer sin las gradas que se montan, por ejemplo, para la Feria Internacional del Teatro para Niños Feten) no fueran las más adecuadas para el público. Con todas las sillas a la misma altura, y produciendo además un molesto ruido al menor movimiento, es difícil que la mayor parte de los espectadores pueda seguir las evoluciones de los bailarines o escuchar con nitidez a los músicos.

El espectáculo, en el que participaron también la compañía «Proyecto Piloto» y la Asociación de Profesionales de la Danza de Asturias (APDA), nos descubre la capacidad de estos artistas para adaptarse a distintas condiciones (todos improvisan, músicos y bailarines) y a las propuestas que van escuchando según transcurre el encuentro. Los instrumentos musicales que siguen los danzantes son de lo más variopinto: desde una guitarra hasta una flauta, pasando por un arpa o un serrucho.

La compañía de teatro y danza «Rabos de Lagartija» obtuvo el año pasado, por la pieza «Zigurat», el premio al mejor montaje en el Festival de Teatro de Toledo.