En el año 1918, con el fin de la Gran Guerra, la minería del carbón de Asturias entró en crisis por la competencia del británico. Además, el sistema bipartidista y caciquil de la Primera Restauración borbónica también comenzó a dar síntomas de agotamiento.

Fue entonces cuando Álvaro Fernández Miranda (vizconde de Campogrande), Ceferino Alonso Fernández, «El Cenobita», y José González, publicaron en Oviedo la llamada «Doctrina asturianista» aprobada por la Junta Regionalista del Principado, cuyos autores pretendían convertirla en la punta de lanza para reivindicar la restauración de la Junta General del Principado de Asturias y un mayor autogobierno regional frente al centralismo de Madrid.

Anoche, en la sede del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, el historiador gijonés Javier Cubero de Vicente hizo un repaso a los antecedentes que llevaron a una parte de la derecha regional a reivindicarse con la «Doctrina asturianista» con una serie de argumentos legitimadores de la realidad comunitaria de Asturias, entre los que no faltaba la lengua. No obstante, la «efervescencia» nacionalista quedó parada en seco en septiembre de 1923, con el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera. Alberto Peña, experto en etnografía, fue el encargado de presentar al conferenciante.