La Policía acaba de concluir el primer informe acerca de los altercados que tuvieron lugar el pasado 11 de mayo en el estadio de fútbol de El Molinón, durante el encuentro entre el Sporting y el Córdoba. Los agentes han detenido ya a ocho miembros de la peña Ultra Boys como responsables tanto de los «desórdenes públicos» provocados en la grada sur del estadio durante el partido como de la agresión que sufrieron tres de los auxiliares de seguridad de El Molinón que intentaban, tras el encuentro, impedir que los radicales accedieran a los garajes del estadio.

Los primeros cinco arrestados como responsables de los hechos, uno de ellos menor de edad, fueron detenidos el martes. Los cuatro detenidos, con edades comprendidas entre los 25 y los 39 años -tres de ellos con antecedentes por riña tumultuaria-, quedaron ayer en libertad con cargos tras declarar ante la juez que se encontraba realizando las labores de guardia y que les imputa los delitos de desórdenes públicos, atentado contra agente de la autoridad y lesiones. La Policía detuvo a otros tres ultras ayer y continúa las investigaciones.

Los agentes de la brigada de información señalan en el atestado, al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, cómo el primer contacto con los radicales se produjo alrededor de las cinco y cuarto de la tarde, cuando en las proximidades de la calle Sporting salieron en manifestación 400 personas que protestaban contra el actual consejo de administración del equipo. Una concentración que, según los investigadores, ya se había repetido antes de otros partidos. Los agentes admiten que esta marcha se desarrolló «de forma pacífica». Sin embargo, «sobre el minuto 20 de la segunda parte del encuentro, los miembros de la unidad de intervención policial observan cómo un grupo de unas 200 personas que forman parte de la peña Ultra Boys comienzan a desplazarse en masa lateralmente y de arriba abajo con el consiguiente riesgo para el resto de los asistentes al encuentro por posibles avalanchas, así como demás molestias a los espectadores que se encontraban en sus localidades». Los acusados volvieron a sus asientos después de ser advertidos por los agentes de la posibilidad de ser identificados y multados. Pero la tarde aún no había acabado.

Los investigadores mantienen que «cuando faltaban 10 minutos para la finalización del partido este grupo comienza a realizar desplazamientos a lo largo y ancho de la grada sur con mayor virulencia» provocando de nuevo «un grave riesgo para la seguridad de los espectadores». Fue entonces cuando el responsable del dispositivo policial ordenó identificar a varios de los ultras. «Los miembros del grupo comenzaron a lanzar objetos como botes de cerveza, mecheros, monedas, un bombo y un asiento de plástico a los agentes, empleando éstos la fuerza mínima imprescindible para repeler la agresión», asegura la Policía en el informe. Los radicales se dirigieron poco después hacia el garaje del estadio intentando acceder «con violencia al interior del mismo». Los aficionados agredieron a tres de los vigilantes de seguridad, llegando incluso a romperle la nariz a uno de los vigilantes, al que atacaron «de forma sorpresiva» y «por la espalda».

El menor de edad arrestado -al que se le imputa un delito de atentado contra agente de la autoridad por tirarle un bombo a un agente-, ha sido puesto ya a disposición de la Fiscalía de Menores del Principado de Asturias. Los otros arrestados, por su parte, negaron ayer ante la juez ser responsables de los delitos que se les imputaban asegurando que sus actuaciones durante el partido tenían como objeto «animar» y que eran «meramente festivas».