La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano (Emulsa) les puso el señuelo en forma de concurso de maquetas de reciclaje y a la comunidad educativa del IES de Roces le faltó tiempo para desplegar una efectiva actividad en cadena cuyos resultados lucen esta semana en la fachada principal del edificio.

Casi 3.000 «tetrabrik», convenientemente montados y ensamblados (con pegamento y grapas como únicos aditivos), han dado lugar a un genial monumento al reciclaje: un «Elogio del horizonte» de más de dos metros cuyo cuerpo ha sustituido el hormigón de Chillida por cajas de bebidas vacías aportadas durante tres meses «por alumnos, familias y hasta por algún vecino del barrio que también colaboró», cuenta Juan José Pérez, el profesor del área de Tecnología que junto a su compañero Miguel Ángel Arboleya tuteló la iniciativa.

Además del «Elogio», las letras «IES Roces» completan un trabajo que no logró el premio ansiado de Emulsa, pero que ha dejado más que satisfecha a la comunidad educativa del IES de Roces. Una comunidad que se reparte a partes casi iguales el mérito de la monumental actividad. Si bien inicialmente era un reto de la clase de Tecnología de los alumnos de Secundaria, «al final acabó colaborando todo el centro», explica el profesor. Lo que quizá se le escapó al jurado de Emulsa fueron los «diversos rompederos de cabeza, y algunos desastres» que se esconden ahora tras el buen aspecto del «Elogio» a los «tetrabrik». «El trabajo tuvo sus retos, sobre todo conseguir la curva del "Elogio", o lograr que las cajas se mantuvieran pegadas porque la última capa de los "tetrabrik" es de polietileno y hemos descubierto que eso no pega con casi nada... Por eso tuvimos que recurrir a la grapa», contaba entre sonrisas Juan José Pérez.

En total fueron casi 4.200 los «tetrabrik» recopilados para la obra, aunque finalmente sólo se requirió usar 3.000. Aunque sea un monumento efímero, lo lucirán mientras dure.