«Que se vaya un dictador no da lugar a la democracia». La activista iraní y premio Nobel de la Paz en 2003 Shirin Ebadi defendió ayer, en el marco del décimo aniversario de la Escuela Feminista Rosario de Acuña, que el primer peldaño para alcanzar la democracia pasa por «la separación de la religión del Estado». A la búsqueda de estados seculares suma esta magistrada, perseguida por el régimen iraní y que vive entre Londres y Estados Unidos, la necesidad de que todos los países realicen una buena interpretación de su religión, permitiendo que éstas se compatibilicen con los derechos humanos. «Soy musulmana y conozco mi religión. Un mejor conocimiento de las religiones permite evitar que se usen como instrumento de la cultura patriarcal», agregó durante su visita a la ciudad.

Ebadi pasó desapercibida en su llegada a Gijón junto a su intérprete y sólo la presencia de la catedrática Amelia Valcárcel a las puertas del Antiguo Instituto hizo volverse a unos pocos ante la presencia de esta destacada activista de los derechos humanos. «Hay que evitar que las religiones se utilicen para oprimir a las mujeres», insistió durante su intervención. No obstante, quiso dejar claro que la principal aportación de Occidente para evitar el sometimiento de la población femenina es dejar de ayudar a los dictadores árabes. «Su dinero sucio está en los bancos europeos. No permitan que esos dictadores entren en su continente», instó Ebadi antes de defender que «la mayor ayuda para nosotros es que el mundo se convierta en un espacio pequeño para los dictadores. Si vuestros gobiernos no les ayudan estaremos eternamente agradecidos. La lucha por establecer la democracia ya la haremos nosotros», argumentó en un discurso que estuvo plagado también de referencias a la imagen «errónea» que desde Occidente se traslada sobre los estados árabes «con mujeres con el pañuelo en la cabeza, el puño en alto y gritando ¡muerte a Estados Unidos!; no es así», remarcó.

Como principal desafío para la población femenina señaló que «la educación debe ser una parte importante en sus vidas» con el objetivo de superar la cultura del patriarcado que discrimina por igual a todas las mujeres en cualquier parte del mundo.