El pasado sábado, el Rotary Club de Gijón celebró su cena anual en el Real Club de Golf de Castiello. Ante unos ciento cincuenta comensales que disfrutaron de un excelente menú -sobresaliente a Carmen, la nueva cocinera- fueron varias las solemnidades oficiadas, entre ella el preceptivo cambio en la presidencia. La fiesta se inició con un aperitivo seguido de los discursos de rigor, la presentación de los homenajeados, la entrega de las credenciales Paul Harris a estos y sus respuestas de agradecimiento. Todos y cada uno de los oradores dijeron que iba a ser breves aunque muy pocos lo consiguieron. Pero como era el gran día del Rotary y la ensalada servida como primer plato no se iba a enfriar, estupendo.

El macero, Miguel Villalobos, entró en acción saludando al gobernador del distrito 2201 del Rotary, José Ramón Echevarría, que provisto de su gran collar pronunció la «oración rotaria», que considera la tolerancia como punto de partida para conseguir un mundo mejor. Luego, Pablo Fernández, el presidente cesante, en su discurso hizo balance de su año de gestión, cuya circunstancia más triste fue la muerte del rotario Ramón Álvarez Viña. Dijo que el Rotary, una red mundial de voluntarios, está presente en 200 países, cuenta con 34.000 clubes que integran 1.250.000 socios que contribuyen al desarrollo de proyectos de educación, sanidad y alimentación, y paz entre los pueblos. Añadió que el club de Gijón reúne 30 miembros, y durante su mandato se llevaron a cabo cuatro planes de diversas ayudas humanitarias.

Javier Fano hizo una presentación muy cariñosa de Paz Fernández Felgueroso, designada para recibir la insignia Paul Harris. El cúmulo de responsabilidades políticas de primera línea que ha ostentado la homenajeada hemos de coronarlo con sus 12 años de Alcaldesa de Gijón. Respondió aludiendo a su pasado rotario, ya que su abuelo Secundino Felgueroso fue uno de los fundadores del Rotary de Gijón, en 1928. Y en su identidad de feminista mostró su satisfacción por la reforma del reglamento del Rotary que durante años no había admitido mujeres en sus filas.

A su vez, Juan Palomo presentó a Germán Heredia, merecedor de la distinción Paul Harris 2013, aunque haciendo honor a la justicia dijo que el premio habría que dárselo a Clementina, su esposa, «la más seria y sensata de la pareja», por aguantarlo. Definió a Germán Heredia como un volcán de actividad, una persona siempre disponible para ayudar a los demás, fiel cumplidor del lema de la entidad «dar de sí antes de pensar en sí». En su turno de respuesta Germán Heredia se definió como marxista, pero de Groucho, no del otro. Tuvo un recuerdo emocionado para sus padres, a quienes ofreció su premio, ya que fueron ellos lo que le habían inculcado en su juventud los valores de la fe, la esperanza y la caridad. Hizo mención a sus compañeros de fútbol en la calle, a sus excursiones a la nieve donde conoció a Clementina, a su paso por la política, «que no es tan mala», al golf, en cuya práctica había encontrado al Rotary. En su despedida, Germán Heredia deseó, «salud, alegría y gente en la peluquería».

Al término de la cena, Pablo Fernández se despojó de su collar de presidente para colgarlo del cuello de la abogada Ana Isabel Puerto, nueva presidenta del Rotary Club de Gijón.