La tragedia sacudió ayer el barrio de La Calzada. Un fatal atropello acabó con la vida de un niño de 4 años, Mel Regueiro Benavente, y consternó a un barrio que clamaba por la peligrosidad de uno de sus cruces. El pequeño, vecino de la avenida de las Industrias (a pocos metros de donde sucedió el accidente), falleció como consecuencia de las heridas producidas al ser arrollado por un turismo mientras cruzaba junto a su abuela y otros dos niños por un paso de peatones. El menor iba en bicicleta, como el resto de los niños del grupo, cuando un vehículo que realizaba el giro a la izquierda desde la avenida de las Industrias hacia la calle de los Andes -maniobra regulada por un semáforo en ámbar- lo arrolló y desplazó varios metros por la calzada sin que la conductora se percatara de ello. Al volante, A. M. E., de 63 años y vecina de Gijón, no llegó a escuchar los quejidos desesperados de la abuela: «¡Frena, frena!», gritó la mujer. Pero la conductora tardó aún en darse cuenta varios metros de que el niño había quedado atrapado bajo el vehículo.

«Estábamos esperando a que abriera el semáforo y cuando se puso en verde le dije: "¡Vamos!" Él iba en el medio de los otros niños. La conductora giró y ni le dio tiempo a parar, iba como un bólido», relataba la abuela en el lugar del siniestro mientras los servicios médicos le practicaban las primeras asistencias al niño. Hasta la zona se desplazó una uvi móvil que permaneció durante más de una hora en el lugar del accidente tratando de estabilizar al pequeño.

«Estaba muy mal, muy mal», comentó uno de los operarios de Emulsa que se encontraban cerca en el momento del atropello. Él y otro compañero, junto con dos vecinos del barrio levantaron el coche a pulso para sacar al pequeño, que había quedado atrapado debajo. «Sólo vimos una cabeza muy pequeña junto a la rueda», relataron los trabajadores de la empresa municipal, consternados. Y fue «la adrenalina del momento» la que les hizo no dudar un momento en sacar al pequeño. «Estas cosas no tenían que pasar», se lamentaban. La conductora del vehículo fue trasladada a las dependencias de la Policía Local, donde se instruyen las diligencias para el Juzgado mientras los agentes tomaban declaración a testigos. «¡Menuda desgracia!», reconocían los presentes. Entre tanto, los sanitarios luchaban por estabilizar al pequeño. Cuando los padres se acercaron y contemplaron el dantesco escenario tuvieron que ser atendidos también por los servicios médicos. Una hora después, a la vista de la gravedad, se optó por trasladarlo en la uvi móvil al HUCA. «Sólo pedimos que viva», clamaba su abuela.

Pero el clamor de la abuela fue en vano porque los médicos no pudieron hacer más que certificar el fallecimiento del niño minutos después de su llegada a las urgencias del hospital. «Llegó prácticamente muerto», apuntó un portavoz sanitario. «Dio tres vueltas sobre él, iba muy rápido», repetía la abuela, muy afectada, insistiendo en la imprudencia de la conductora.

Pero entre los vecinos que se concentraron en la zona eran muchos los que se referían a la peligrosidad del cruce. «Es un giro muy complicado. Tenía que pasar algo así. Ahora lo quitarán», se quejaban. El accidente tuvo lugar en torno a las doce y cuarto de la mañana, en un momento de gran afluencia en la zona, que se encuentra próxima a un centro comercial. Mel Regueiro regresaba a casa con su abuela, donde los esperaba su progenitor. La madre también tuvo que ser atendida por los sanitarios al llegar al lugar de los hechos, tras abandonar su puesto de trabajo. El menor cruzaba con el semáforo en verde antes de ser arrollado por el turismo, marca Ford Focus con matrícula 3826 DMK, que circulaba desde la avenida de las Industrias y procedía a realizar el giro a los Andes con el semáforo en ámbar. El resultado de ese viraje fue mortal.

El siniestro hizo recordar a muchos otro atropello de fatales consecuencias en la avenida de Gaspar García Laviana, con dos víctimas mortales, a principios de 2010. En este caso dos mujeres de 71 y 74 años perdieron la vida en el acto como consecuencia del brutal impacto de una furgoneta que invadió la acera. Tras aquel suceso se colocó un «foto rojo» en la intersección con la calle Cataluña. Ayer en La Calzada, los vecinos clamaban ante la imprudencia de muchos conductores en el giro hacia los Andes.