R. VALLE

«Espíritu de sabiduría para que tengan acierto en sus decisiones y espíritu de concordia para que trabajen juntos, más allá de partidismos, por un Gijón más próspero». Fidel Gil, párroco de Nuestra Señora de Begoña, le pedía ayer a «nuestra madre y reina de nuestra fiesta» que bendijese con esos valores a quienes tienen en sus manos el devenir de la ciudad. El mensaje era seguido por las decenas y decenas de fieles que llenaron la iglesia del paseo de Begoña pero también, en primera fila, por representantes de Foro Asturias, el PSOE y el Partido Popular. Todos unidos para la ocasión en el acto religioso central del día grande de las fiestas de la ciudad.

La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, acudió a la parroquia acompañada de los ediles foristas Manuel Ángel Arrieta. A su lado los socialistas Santiago Martínez Argüelles, Esperanza Fernández Puerta y Javier Barro y la amplia delegación popular con sus cinco concejales -Manuel Pecharromán, María Teresa Menéndez, Gabriel Díaz, Francisco Rodríguez Cubiella y Raquel Vega-y los máximos representantes de la actual dirección del partido Ángeles Fernández-Ahuja y Diego Comins. A la invitación de los padres carmelitas también respondieron representantes de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Comandancia de Marina.

«Virgen de Begoña, madre del Señor, extiende tu manto y cobíjanos», cantaron los integrantes de la coral «Costa Verde» para dar comienzo a una celebración de claro sabor asturiano y espíritu festivo, que alcanzó uno de sus momentos más emotivos con la ofrenda de los integrantes del grupo folklórico «Xiringüelu». De su mano fueron llegando al altar de la iglesia de Nuestra Señora de Begoña una bandera de Gijón, un plano de la ciudad, una cesta con fabes, sidra y manzanas, flores, pan y vino. Elementos que simbolizaban la ciudad en fiestas, «lo que somos y lo que tenemos» y a las familias. El final de la ofrenda fue una exhibición de baile ante la imagen de la Virgen de Begoña.

La comunidad carmelita de Gijón invitó en esta ocasión al religioso Pedro Ángel Deza, director de la editorial Monte Carmelo, a compartir unas reflexiones con los fieles. Deza agradeció «la protección, cuidado y presencia maternal de nuestra madre en Gijón» pero también aprovechó la ocasión para profundizar en la necesidad del compromiso, sobre todo en estos tiempos de crisis. «No podemos quedarnos parados mirando extasiados el cielo; la fe nos compromete con el mundo en que vivimos. El camino hacia Dios debe pasar por el servicio a las personas», explicó Deza. Y por ello a lo largo de la misa se hizo memoria de las familias que los pasan mal, de los ancianos, niños o enfermos que necesitan ayuda, y de los trabajadores de los astilleros, la minería, la construcción o la pesca que viven la precariedad del actual mercado laboral. Todo antes de los vivas a Begoña y a «nuestro Gijón del alma» de la despedida.