Miguel Ramos Corrada, que fue director durante diecisiete años del centro asociado de la UNED en Asturias, profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Oviedo, vicepresidente de la Academia de la Llingua Asturiana -que presidió durante dos años: 2000 y 2001- y activo militante de organizaciones de izquierdas en los últimos años del franquismo y la transición, falleció ayer en Gijón, a los 63 años, a consecuencia de un tumor de colon. Con su fallecimiento, la intelectualidad asturiana de izquierdas pierde un serio y cabal referente, como ayer destacaban muchos de sus allegados.

Miguel Ramos nació en San Cosme de Llerandi, cerca de Arriondas, de donde era originaria su familia materna. Sin embargo, su vida estuvo ligada a Gijón desde muy temprano, ya que la familia se desplazó a vivir al barrio de La Calzada cuando Miguel Ramos contaba un año de edad, debido al traslado a Gijón de su padre, que por entonces era Guardia Civil. En la actualidad era vecino de Cabueñes.

Tras estudiar en el Corazón de María, hizo Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo, en la especialidad de Románicas. En aquella época, los últimos años del franquismo, comenzó a militar en el Movimiento Comunista, un partido de orientación maoísta y antisoviético. Su activismo político perduró en los primeros años de la transición, tal como recuerda Xosé Bolado, académico de la Llingua y que compartió militancia en el MC con Miguel Ramos. «Participó muy activamente en las primeras movilizaciones que hubo por la autonomía regional y fue uno de los miembros de la candidatura de Unidad Regionalista en las elecciones generales de 1977», recuerda Bolado. Una candidatura integrada, además de por miembros del MC, por otros del PSP como Antonio Masip e independientes como José Luis García Arias, fundador de Conceyu Bable.

Por entonces, Miguel Ramos Corrada ya ejercía como profesor en la Universidad Laboral, tras haber impartido clases un tiempo en el instituto de Luanco. En los últimos años del franquismo también fue uno de los que apoyaron el intento de aupar a la Alcaldía de Gijón a Manuel Hevia Carriles, que presidía la incipiente asociación vecinal de La Calzada, en la que Ramos era vicepresidente a mediados de los setenta.

Poco después de la llegada de la democracia se desencantó con la política y se centró en su actividad docente. Fue profesor del centro asociado de la UNED en Asturias, que consolidó en Gijón durante la etapa en la que lo dirigió. Estuvo al frente del mismo diecisiete años y renunció al cargo en octubre de 2002 denunciando la falta de apoyo a la institución académica por el Gobierno regional de Vicente Álvarez Areces y del Ayuntamiento de Gijón, a pesar del apoyo económico que obtenía a través de los presupuestos municipales, fruto de la presión de IU, recordaba ayer el entonces edil Jesús Montes Estrada.

Mercedes Fernández, la actual presidenta del PP asturiano, que lo conoció en su paso como docente de la UNED, indicó ayer que «fue la persona que dio el impulso definitivo a la UNED en Asturias, siempre comprometido con la educación y la enseñanza. Una persona cabal, ecuánime y austera en sus planteamientos personales y profesionales. Muy comprometido socialmente, quizás no tuvo el reconocimiento que merecía».

Mario Menéndez, director actual del centro gijonés de la UNED, resalta su «gran espíritu universitario. Todos recordamos su trabajo, Miguel ha luchado hasta el final, su colaboración y lealtad predominaban ante todo. Se convirtió en una persona que ponía por delante de todo su trabajo, y eso es algo digno de admirar. Miguel siempre ha tenido una preocupación social por el mundo universitario y por eso trató de revitalizar la UNED».

La enfermedad lo llevó a renunciar a su actividad docente hace dos años, cuando ya llevaba un año luchando contra el cáncer. Entonces se prejubiló como profesor titular de la Universidad de Oviedo, plaza que había ganado a finales de 2001.

Pese al cáncer, nunca renunció a su vinculación al mundo asturianista, al que había llegado muy joven. Miguel Ramos Corrada se licenció en 1971 en la Universidad de Oviedo y se doctoró con una tesis sobre la obra de Pin de Pría. Ingresó en la Academia de la Llingua en 1982. Fue autor de distintos libros y dirigió publicaciones de la Academia, donde también lo lloran. Ana Cano, presidenta de la Academia de la Llingua, señala que Miguel «ha conseguido irse siendo una de las personas más importantes para el mundo de la llingua; siempre fue una persona luchadora y sin duda es una pérdida irreemplazable».

Su amigo Xosé Bolado destaca sus investigaciones sobre literatura asturiana, en las que «le gustaba usar buenas fuentes y contrastadas; era muy poco dado a los trabajos rápidos a vuelapluma y a las florituras. Muy meticuloso y serio». El también académico Vicente García Oliva, que también lo conoció en los tiempos de la lucha antifranquista, apuntó que si en vez del asturiano se hubiera dedicado a cualquier otra actividad, una labor como la suya hubiera tenido mayor reconocimiento social. La diputada autonómica de IU Emilia Vázquez también quiso recordar que a pesar de su abandono de la militancia, se mantuvo siempre «muy comprometido con la izquierda y con los valores sociales, desde los tiempos de la clandestinidad».

«Luchador», ejemplo de «honradez» y «lealtad» fueron las palabras de su viuda y madre de sus dos hijos, Marisa García Llerandi. El funeral por su eterno descanso se oficiará hoy, a las cinco y media de la tarde, en la iglesia de San Julián de Somió.

«Participó muy activamente en las movilizaciones por la autonomía»

<Xosé Bolado >

Académico de la Llingua

«Fue quien dio el impulso definitivo a la UNED en Asturias»

<Mercedes Fernández >

Presidenta del PP de Asturias

«Era un hombre que ponía por delante de todo su trabajo, y eso es digno de admirar»

<Mario Menéndez >

Director de la UNED en Gijón

«Ha sido una de las personas más importantes para el mundo de la llingua»

<Ana Cano >

Pta. Academia de la Llingua