La conservación del patrimonio industrial es tarea compleja que desborda a la Administración y para la que se necesita, por tanto, de la colaboración de la sociedad civil. Es la opinión que defendió ayer el subdirector general del Instituto de Patrimonio Cultural de España, Alfonso Muñoz Cosme, en el acto de inauguración de las XV Jornadas Internacionales que organiza hasta el próximo sábado, inclusive, la asociación Incuna (Industria, Cultura, Naturaleza).

«Tiene que ser una labor de todos porque incumbe a todos», aseguró el representante del Ministerio de Cultura, para quien el patrimonio industrial y los complejos debate que genera han pasado de ser «algo poco conocido» a algo «importante». «El patrimonio industrial se conoce hoy mejor», añadió, antes de felicitar a Incuna por haber sido capaz de mantener ininterrumpidamente durante quince años estos encuentros anuales en Gijón. La cita, pionera en España, es hoy una referencia mundial para los especialistas y una de las más longevas.

El presidente de Incuna y de la delegación española del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial, Miguel Álvarez Areces, fue el encargado de presentar unas jornadas en las que participan unos doscientos especialistas y en las que está prevista la presentación de más de cien comunicaciones y ponencias. El tema sobre el que giran los debates de esta convocatoria, que a partir de hoy se celebra ya en Laboral Ciudad de la Cultura, es el patrimonio marítimo, fluvial y pesquero.

A las preocupaciones habituales por la desaparición de un acervo vulnerable, sin el que resulta imposible explicar capítulos enteros de la historia común, se unen algunas otras, según subrayó ayer Álvarez Areces. Son las derivadas de la enquistada crisis económica y del recorte de recursos por parte de la Administración. Este encuentro ofrece a los invitados no sólo un marco teórico para el debate, sino también la posibilidad de un acercamiento al paisaje y el paisanaje asturianos. Están programadas varias visitas a instalaciones gijonesas (desde el Acuario a las galerías que participan en «La Noche Blanca») y un viaje a los concejos litorales del occidente del Principado. «Queremos que el congreso sea práctico, útil, pero también grato», señaló el presidente de Incuna.

Acompañaron a Muñoz Cosme y Álvarez Areces el director general de Patrimonio del Principado, José Rodríguez Asensio, y el concejal de Cultural de Gijón, Carlos Rubiera. El primero, que calificó el programa de las jornadas de «denso y ambicioso», se alegró de que la cita gijonesa haya decidido poner el foco sobre el patrimonio marítimo, fluvial y pesquero. Es menos conocido, quizás, que el siderúrgico o el minero pese a los muchos kilómetros de costa que tienen Asturias y España.

Rodriguez Asensio subrayó, además, la importancia de Incuna y de su «materia crítica» a la hora de complementar la labor de la Administración asturiana: «Necesitamos los datos y las conclusiones de estos congresos». El director de Patrimonio del Principado puso también el énfasis en la necesidad de estas aportaciones para abordar debates como el del uso de las instalaciones de la Fábrica de Armas de la Vega, en Oviedo, cuyo cierre anunció la empresa Santa Bárbara Sistemas en abril del año pasado. «Tenemos que tener en cuenta que al lado de la autopista tenemos (el templo prerrománico) de San Julián de los Prados», advirtió.

Rubiera se mostró satisfecho, asimismo, por el tema del debate elegido para esta edición por Incuna: «La bimilenaria historia de Gijón está ligada al mar». Para el concejal, la Administración tiene cada vez una consciencia mayor de que este tipo de jornadas «ayudan a comprender el presente y a alumbrar el futuro».