El Tribunal Supremo acaba de confirmar la condena al agente de la Guardia Civil al que la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias había inhabilitado para ejercer su profesión durante seis meses por grabar con su móvil una agresión sexual, que protagonizó un amigo suyo en un tren de Renfe que partía de Gijón hacia Oviedo. Los magistrados del alto tribunal consideran suficientemente probado que el reo vulneró su obligación de perseguir delitos.

Los hechos tuvieron lugar en junio de 2011. A las nueve y media de la mañana la víctima cogió un tren a Oviedo coincidiendo en el vagón con el agente y su amigo. El autor de la agresión se dirigió a la pasajera profiriendo expresiones soeces y «le metió la mano entre las piernas tocándole la zona del pubis por encima del pantalón». La denunciante trató de evitar el contacto con el reo levantándose, momento que el viajero aprovechó para tocarle la entrepierna. Durante los hechos el funcionario «estuvo riéndose permanentemente sin intervenir en ningún momento y llegando incluso a grabar en su teléfono móvil las palabras que su amigo dirigía a su víctima».