"Hoy a las 11 de la mañana, se ha cerrado el café Dindurra. Muy a nuestro pesar, todos nosotros llevábamos muchos años en este maravilloso café". Con estas palabras en la red social Facebook, un trabajador anunciaba que definitivamente el café Dindurra cerró hoy sus puertas después de 114 años, cuyo futuro pendía de un hilo, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, tras el fallecimiento de su dueña el lunes, Margarita Huerta. Se acaba así la aventura del café más histórico de la ciudad, al que los gijoneses deseaban continuidad por su significado para la historia local.

El fallecimiento, el pasado lunes, de su propietaria oficial, Margarita Huerta García, cerraba un ciclo y abría un período de incertidumbre para su pervivencia 114 años después de su fundación. "Para mi es un día muy triste, se va parte de mi vida con él", señalaba el trabajador, que acompañaba la despedida con un foto de los empleados ante la verja cerrada del histórico café. "Es una pena que esta joya arquitectónica de 114 años, llegue a desaparecer, era el ultimo Café de Gijon"

Un contrato que muere con la dueña sin subrogación

Aunque el café Dindurra tuvo cuatro familias herederas -las formadas por los cuatro hijos de su fundadora, Amparo Felgueras-, en los últimos años el nombre de Margarita Huerta García, viuda de uno de los hijos de Felgueras, es el único que aparece vinculado al contrato de alquiler del negocio. Pese a la más que centenaria historia del local, el inmueble en el que se sitúa éste, obra de Juan Manuel del Busto, no es propiedad de la familia Nosti Felgueras. De ahí que tengan un contrato de alquiler con los propietarios, la familia Ortiz, dueña de la empresa Zitrón.

La documentación, que en un principio estaba al nombre de "Amparo Felgueres y herederos", titularidad reflejada en el contrato, luego fue modificada hasta, finalmente, sólo quedar vinculada a Margarita Huerta García, viuda de Celestino Nosti Felgueres.

El fallecimiento de Margarita Huerta supone así de facto la extinción del contrato, dado que el nombre de su sucesor natural al frente del negocio, que sería su hijo único Rafael -que además lleva años trabajando en la barra del Dindurra- no aparece en la documentación del negocio. No había posibilidad así de que el contrato de alquiler se subrogue automáticamente por el fallecimiento de Margarita Huerta.

Para que el gran café Dindurra siguiese en manos de la familia fundadora, Rafael Nosti tendría que retramitar la documentación y negociar con los propietarios del edificio un nuevo contrato de alquiler. El hijo de la fallecida, última propietaria, recibía estos días muchos ánimos para continuar con la tarea de sacar adelante la mítica cafetería, algo que finalmente no ha podido ser.