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El café Dindurra pone fin a 112 años de historia en Gijón

Trabajadores y clientes lamentan "la pérdida de un trozo de la tradición" local y piden que intervenga el Ayuntamiento

El peor de los presagios se ha hecho realidad. Tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, el futuro del café Dindurra, el más histórico de la ciudad, se llenó de incertidumbre tras el fallecimiento el lunes de Margarita Huerta, última propietaria. Ayer se cumplió el temor de los trabajadores y la emblemática cafetería echó el cerrojo por la mañana tras serles comunicado por escrito el despido a los 13 empleados de plantilla. Atrás quedan los 112 años de historia del único gran café que sobrevivía en Gijón, abierto en 1910 en un edificio que data de 1899. "Se ha perdido un trozo de la tradición", opinan trabajadores y clientes.

El actor Arturo Fernández pisó numerosas veces el suelo del gran café. "La historia de Gijón está un poco encerrada allí. Me acuerdo de jugar al dominó en la juventud y de las tertulias. Es parte del teatro Jovellanos", expresa Fernández, que considera "una lástima" su cierre y cree que "hay que hacer lo indecible por ver si alguien se hace cargo del negocio" porque "no podemos entender Gijon sin el Dindurra".

Sin embargo, con la muerte de Margarita Huerta, dueña del negocio al ser la viuda de uno de los hermanos Nosti Felgueras -hijos de Celestino Nosti y Amparo Felgueras, que regentaron el café durante décadas- se extingue el contrato de alquiler con los propietarios del inmueble, la familia Ortiz. Su único hijo, y trabajador del Dindurra, Rafael Nosti, no continuará con el negocio. De ahí que el emblemático café se quede huérfano de propietario, a pesar de que Rafael recibió numerosos ánimos para tomar las riendas del mismo, para lo que tendría que renegociar y revisar el contrato de alquiler.

"Ya éramos conscientes de que iba a suceder. Rafael siempre nos comentó que se extinguía el contrato el día que falleciera su madre. No nos engañó en nada. Fuimos por la mañana y se nos dio la carta de despido. Y, ahora, cada uno por nuestro lado, lamentablemente", señala con tristeza un miembro de la plantilla, que lleva décadas en el negocio. "Trabajaba encantado allí: con la clientela, los compañeros... ", lamenta. Ayer por la mañana, pese a que el negocio no abrió, los empleados tomaron su último café dentro.

La plantilla se reunió con un abogado laboralista para asesorarse de cara a reclamar sus derechos por el despido. El café les adeuda varias pagas. Sin embargo, ahora mismo les afecta en mayor medida la tristeza por el cierre del negocio en el que, algunos de ellos, empezaron a trabajar siendo adolescentes hace más de treinta años. La única forma de salvarlo pasaría por que un empresario decidiese negociar con los propietarios el alquiler del local para mantener su uso como gran café.

"No es fácil que alguien invierta en este momento", cree Ricardo Álvarez, presidente de la Asociación de Hostelería de Gijón, que califica de "una gran pena" el cierre del Dindurra, "un clásico por el que todos pasamos de niños con nuestros padres". Desde la plantilla del gran café expresan su deseo de que se salve el negocio. "Ojalá. Pero que no me lo cambiasen en nada. Es una gran obra de arte. No soportaría que pusieran un Starbucks", opina un trabajador del local, que, de hecho, reclama intervención pública. "Tiene muchos gastos: es un local muy grande, necesitas mucho personal, los impuestos son horrorosos... Aún así, un local que tiene 112 años tenía que tener una ayuda local o del Principado", afirma.

Una intervención que coinciden en reclamar clientes del café, consternados por la noticia. "Es una barbaridad que cierre. Se cargan Begoña. Un café tradicional, de toda la vida... ¿Cómo puede pasar esto? Esta mañana había muchos clientes mirando en la puerta y preguntándose: "¿Será posible que cierre? "", afirma con tono de indignación María Jesús del Valle, propietaria de la joyería Del Valle y cliente diaria del Dindurra. "Me da mucha pena. Que hagan todo lo posible para salvarlo. Debería de intervenir el Ayuntamiento, es una tradición de Gijón", agrega.

El abogado Francisco Prendes Quirós también cree que el "Ayuntamiento tendría que hacer alguna gestión con la propiedad para que el Dindurra siga siendo un café vinculado al teatro Jovellanos". Y añade: "Es la última reliquia de la cultura del viejo Gijón, sería terrible que se convirtiera en una franquicia sin gracia". Janel Cuesta, ex presidente del Grupo Covadonga y autor del libro "A las 12 en el café Dindurra", que repasa su historia, piensa igualmente que "cogerlo el Ayuntamiento y alquilarlo a alguien, porque muchos nos vamos a quedar ahora un poco huérfanos".

Vicente Álvarez Areces, ex alcalde de Gijón y ex presidente del Principado, también era un habitual del histórico café. "Es como parte de mi propia casa. Mi padre, yo y mi hermano íbamos mucho. Es un lugar de referencia, imprescindible", opina, antes de calificar de "lamentable" la pérdida del negocio. "Hay que hacer los esfuerzos que se puedan para mantenerlo", sentencia.

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