El bebé gijonés de dos meses presuntamente maltratado por sus padres falleció en la madrugada de ayer en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Central de Asturias, en donde el pequeño llevaba nueve días ingresado en coma. Su hermana melliza permanece en el Hospital de Cabueñes con lesiones óseas y cerebrales que, por su antigüedad, podrían haber sido provocadas por sus padres y que fueron detectadas por los facultativos de pediatría el pasado lunes durante un examen rutinario solicitado por la abuela paterna, actualmente tutora legal de la niña.

Los golpes presuntamente causados por sus progenitores le provocaron al bebé ahora fallecido importantes daños cerebrales de los que no pudo recuperarse, a pesar de los esfuerzos del equipo médico del HUCA. Está previsto que la juez encargada del caso, Belén García, tome ahora de nuevo declaración a los padres, a los que la pasada semana se acusó de lesiones y ahora podrían ser considerados responsables de la muerte del menor. La fatal noticia fue comunicada en primer lugar por los médicos a la abuela paterna del niño, una vecina de la calle Nicaragua, en La Calzada, que tiene la custodia del pequeño y de sus dos hermanos -una melliza del fallecido y un niño de 9 años- desde que el pasado martes fueran arrestados los padres: su nuera -Marián O. G., de 40 años- y su propio hijo -Daniel M. Z., de 33-. La abuela transmitió el desenlace a los padres del bebé, lo que obligó a anular la reunión que los progenitores tenían previsto mantener con sus abogados en la tarde de ayer. El cuerpo sin vida del bebé fue trasladado hasta el tanatorio de El Salvador, en Oviedo, donde se realizó la autopsia. Los familiares despidieron al niño en la intimidad.

La juez de instrucción de Gijón que investiga el caso recibió ayer parte de los autos del procedimiento, que se abrió en un primer momento en Oviedo. La magistrada analizará a lo largo de las próximas horas la nueva situación en la que quedan los acusados, a los que es probable que se llame de nuevo a declarar en sede judicial. La fiscalía podría cambiar tras este nuevo interrogatorio las medidas provisionales solicitadas para los padres, por lo que no se descarta el posible ingreso en prisión de los progenitores. Fuentes jurídicas cercanas al caso aseguraron ayer a este periódico que por el momento no se ha adoptado ninguna medida cautelar con respecto a los dos imputados, ya que «dada su situación económica y personal es poco probable que se marchen de la ciudad para evitar la acción de la justicia». La juez tendrá que recibir además estos días los informes que elabore el equipo médico de Cabueñes acerca del estado de salud de la hermana melliza del fallecido. A pesar de que en este caso no se teme por su vida, los médicos que atienden a la pequeña detectaron en un examen médico el pasado lunes daños óseos y cerebrales que obligaron a dejar ingresada a la niña.

Marián O. G. llegó a declararse ante el juez la única responsable de lo sucedido. La mujer, que vive en un piso de la calle Elduayen, también en La Calzada, se percató del grave estado de su hijo el martes a mediodía, cuando su suegra se desplazó hasta la vivienda, como hacía habitualmente, para ayudar en las tareas del hogar. La mujer vio que su nieto no respondía a ningún estímulo y dio la voz de alarma. Avisado el padre del pequeño, que se encontraba trabajando en la parrilla Antonio II, situada en la avenida de Galicia, acompañó a las dos mujeres hasta el Hospital de Cabueñes. Tras realizar un primer examen médico al menor y alertar acerca de la gravedad de las lesiones que presentaba, los facultativos de urgencias decidieron derivar al bebé hasta la unidad de cuidados intensivos del Hospital Central.

Los médicos ovetenses se percataron entonces de que las lesiones que presentaba el niño podían ser consecuencia de un maltrato. El informe forense reveló que el pequeño venía sufriendo agresiones desde finales de febrero. La Policía Nacional detuvo el mismo martes a los padres del niño, que pasaron 48 horas después a disposición del juez que se encontraba de guardia en Oviedo. Mientras la madre exculpó ante el juez a su pareja, el padre declaró que «nunca puse la mano encima a mis hijos». El magistrado, dispuso, a petición del representante del ministerio público, la retirada de la custodia a ambos progenitores. El juez le retiró además a la madre la patria potestad y le impuso una orden de alejamiento que impedía acercarse a cualquiera de sus tres hijos o comunicarse con ellos.

Desde entonces el mutismo de la familia ha sido absoluto. Quienes conocen en La Calzada a Marián O. G. y a Daniel M. Z. mantienen que estos días están «destrozados». El padre no ha vuelto a su trabajo en la parrilla, mientras que la madre del bebé no sale de casa. El suceso conmocionó a un barrio que quedó dividido entre quienes definían a la pareja como dos personas «completamente normales» y los que auguraban desde hace tiempo una desgracia.

La Policía Nacional continúa entre tanto con las investigaciones tendentes al esclarecimiento de unos hechos que han acabado de manera trágica. Los agentes del servicio de atención a la familia de la Comisaría de El Natahoyo han interrogado en los últimos días a la abuela de los niños.