"Es una gran pérdida, Miguel era una bellísima persona". Los allegados del fallecido en la carrera "San Silvestre" gijonesa, el pasado martes, continuaban ayer sin explicarse el porqué del infortunado desmayo que le costó la vida a Miguel Ángel García Calvo en mitad de la prueba. El corredor sufrió una indisposición -infarto, según los servicios médicos- a apenas 2 kilómetros de la salida, en el Náutico, que derivó en su fallecimiento tras haber sido trasladado al Hospital de Cabueñes. Nunca antes en la carrera se había registrado un fallecimiento "ni percances de gravedad", explicaron desde el Patronato Deportivo Municipal. "Fue un fallecimiento muy al inicio, es extraño", agregaron desde la organización, al tiempo que argumentaron que la de Gijón "es una carrera corta" y el volumen de gente que participa (4.000 personas en la prueba absoluta y 1.500 en las categorías menores) no permite un gran ritmo de trote. "Más bien es una prueba festiva", apuntaron los coordinadores antes de lamentar la "desgracia" de este año.

Miguel García, de 45 años, nacido en Argentina -como su hermana Teresa- donde se casaron sus padres, regentaba una tienda de material deportivo desde hace más de una década en Gijón, primero en la calle Ezcurdia y desde 2009 en la avenida de Pablo Iglesias, junto a su pareja, Ana González. Antes había estado al frente de una cafetería en la calle Tirso de Molina. En el mundo del deporte era conocido como "Miguel el del Fitness", en referencia al nombre de su actual establecimiento, Fitness & Boxing. A él le atribuyen parte del mérito de haber impulsado en la ciudad los deportes de contacto como el boxeo, afición que compartía junto a su cuñado Chus Prado, director del gimnasio Centro Deportivo Gijón. "Era muy deportista", recordaban ayer en su entorno, aunque en fechas recientes un problema de arritmia "ya superado" le había tenido alejado de forma temporal de la actividad física.

"No era el primer día, solía salir a correr, no de competición, pero corría habitualmente", apuntaron quienes compartían aficiones con Miguel. "Era una persona muy campechana, siempre dispuesta a colaborar", continuaban sus amigos. El martes Miguel comenzó a sentirse indispuesto recién iniciada la "San Silvestre" y sufrió un desmayo en las inmediaciones del hotel Alcomar. El público alertó de que el corredor con el dorsal 2612 había sufrido un desvanecimiento. De inmediato se dispusieron a ayudarle voluntarios de Protección Civil de Gijón, que advirtieron a los servicios médicos ante lo que parecía un fallo cardiaco. Miguel logró recuperarse ligeramente y subió consciente a la ambulancia con ayuda de los voluntarios. Sin embargo, durante el traslado su estado volvió a empeorar. Ya en Cabueñes, los médicos no pudieron hacer nada por salvar la vida de un hombre cuyo fallecimiento empañó la Nochevieja gijonesa. "Es una gran tragedia, más en unas fechas tan señaladas", relataban sus allegados. Su madre, viuda, le esperaba a él y a su hermana para despedir el año en familia. Su funeral se celebra este mediodía en la iglesia de San Nicolás de Bari. A continuación recibirá sepultura en el cementerio de San Juan de Parres, donde están las raíces familiares de su esposa.