Despedidos. Así celebraron los empleados de la planta de Tenneco Automotive la Nochevieja. Sin embargo, nadie lo hubiese adivinado con la fiesta que organizaron en la misma fábrica para arropar a los trabajadores que les tocaba continuar durante la noche el encierro que están llevando a cabo para evitar que la multinacional se lleve la maquinaria de las instalaciones del alto Pumarín que pretende cerrar. Éstos cenaron dentro de la planta junto a familiares, pero luego se fueron sumando compañeros a la celebración, que se alargó hasta bien entrada la madrugada. "Mereció la pena. Nos reímos mucho. Fue increíble ver el ambiente que había. ¡Y estamos en la calle!", cuenta Ignacio Fuster, miembro del comité de empresa por la Corriente Sindical de Izquierda (CSI).

El primer día de 2014 los componentes de la plantilla de 221 empleados de la fábrica de amortiguadores ya habían recibido sus cartas de despido, a excepción de ocho personas. Sin embargo, apelan a la "unidad" para albergar "esperanza" de dar la vuelta a una situación que podría parecer irreversible. De ahí que comenzar el año en el paro no les aguó la Nochevieja. En la fábrica llegaron a juntarse sesenta personas para la fiesta. "Si nos viese Arrieta (directivo de Tenneco en España) por una cámara le daría un síncope porque pensaría que es imposible echarnos de aquí", asegura Fuster, quien participó activamente en la celebración de Fin de Año.

"Estamos con ganas de lucha. La gente está muy animada y con la esperanza de conseguir la anulación del ERE. Y estamos convencidos de que de la fábrica no va a salir nada de nada. Más unidad que la que tenemos nosotros, imposible". Así explica el miembro del comité el sentir general con el que la plantilla recibió el 2014.

En la cena y posterior fiesta no faltó de nada, desde embutidos a langostinos. Compraron una antena para poder seguir la retransmisión de las campanadas y escuchar música por televisión. Y lo que no tenían, se lo regalaron. "Nos sorprendió la solidaridad de los gijoneses", cuenta Fuster. Un conocido negocio de artesanos les donó 20 kilos de turrón, un hostelero les entregó bebidas y los vecinos de los alrededores también se implicaron. "Algunos de ellos nos dicen que si hace falta encerrarse en la fábrica, les avisemos. En Nochevieja, al menos a tres compañeros que se acercaron a la fábrica en taxi para la fiesta no les cobraron los taxistas", explica Fuster.

Entre tertulias y bailes la celebración en la planta de amortiguadores finalizó casi de mañana. "Algunos cenamos por segunda vez porque nos entró el hambre y recogimos los restos de la fiesta para que no les tocase a los compañeros que entraban de mañana al turno de encierro el marrón de limpiar", explica Ignacio Fuster. Los trabajadores inician el 2014 como terminaron el 2013: peleando contra el cierre.