La tesis doctoral del profesor de la Universidad de Oviedo Rafael Álvarez Cuervo, desarrollada entre los años 1990 y 1992, ha dado lugar, 22 años después, a un proyecto de innovación docente de aplicación directa en la Escuela Politécnica de Ingeniería. Este trabajo establecía la posibilidad de evaluar, de forma autónoma, un dibujo realizado con un programa de diseño asistido por computador . Ahora se ha logrado gracias a la dotación del "aula Flúor" de la Universidad de Oviedo. Pero el desarrollo ha consumido casi cuatro años de intenso trabajo a un grupo de profesores del campus que vio en el "aula Flúor" de CAD -una sala con 26 puestos de ordenadores dedicada a la realización de prácticas de diseño asistido por computador en la Escuela Politécnica- la posibilidad de que una gran parte de las tareas docentes se automatizasen, permitiendo que los profesores se centraran más en apoyar el progreso de los estudiantes.

El resultado de ese trabajo es un software de nombre "eDocencia", que controla el desarrollo de las prácticas al utilizar la "inteligencia" de los computadores de las salas de prácticas para hacerse cargo de todas las tareas docentes susceptibles de ser automatizadas, esto es, durante el desarrollo de su tarea el estudiante está permanentemente controlado por la máquina, que corrige, informa de los progresos en la asignatura y es capaz de arrancar o apagar el ordenador a la hora que comienza y finaliza la clase. Una pantalla en la cabecera del aula informa al profesor desde qué puesto le han solicitado ayuda. Nada escapa a este "superordenador".

En realidad, explica Álvarez Cuervo, no es más que un software dotado de los elementos necesarios "para aplicar Bolonia al pie de la letra", apunta. "Lleva casi 3.000 horas de programación detrás", añade sobre el trabajo realizado para atender las necesidades de un profesor que no puede corregir las prácticas diarias de 26 alumnos, "pero la máquina sí lo hace en milésimas de segundo", indica Álvarez Cuervo.

A los chavales, sin embargo, no les acaba de convencer. "El sistema de corrección automática les da mucha guerra. Muchos emplean más tiempo en tratar de demostrar que funciona mal que en hacer bien el ejercicio", reconoce el equipo docente. El programa, "que lo sabe todo y no falla nunca", permite también que los alumnos realicen test de autoevaluación desde casa con la intención de ofrecer contenidos dinámicos en un espacio de trabajo completamente interactivo. No es un "campus virtual", sino que va más allá, aclaran los profesores. "Al salir de clase, los alumnos ya pueden conocer su propia nota", subrayan entre las ventajas del nuevo sistema, que funciona a modo de experiencia piloto con dos grupos de primero de los grados de ingeniería. La oportunidad de este sistema es que "obliga a los alumnos a que busquen ellos mismos sus fallos", muy en la línea del nuevo sistema de evaluación adaptado al espacio europeo de educación superior (EEES), concreta Rafael Álvarez Cuervo. Los primeros ensayos parece que resultan.

El eje central de la automatización del proceso consiste en generar y gestionar una base de datos capaz de almacenar la información académica de los estudiantes y la estructura del curso y de las asignaturas, así como el calendario docente, el plan de prácticas y las calificaciones. Esa herramienta se llama "eGestión", mientras que "eTutor" facilita la presentación de los contenidos de cada práctica al estudiante. Por su parte, la herramienta "eValúa" es capaz de detectar errores en los ejercicios realizados por los alumnos en tiempo real, no más allá de la décima de segundo. El profesor puede seguir desde un dispositivo móvil tipo "tablet" todos los avances del aula.

Álvarez Cuervo, Jorge Roces y Jorge Alonso forman desde 2010 el grupo de innovación docente "Griduno", creado para intentar dar respuestas a los retos en la educación superior. Su trabajo ha comenzado a dar sus frutos en el presente curso y es la consecuencia directa de dos proyectos de innovación docente asignados al grupo en 2010 y 2012 por la Universidad de Oviedo.