A Guillermo G. Peydró le interesan las imágenes como fuente de lecturas sobre el arte o la memoria personal de lugares y objetos. Cineasta e historiador del Arte que finaliza su doctorado en el Museo Reina Sofía, el ganador del premio "Universo vídeo" ha concluido su residencia artística en LABoral y afronta el último reto del proyecto por el que fue galardonado: montar un filme-ensayo a partir del material que rodó durante dos semanas en Gijón. Afirma, según explicó ayer a este diario, que aborda esta tarea sin condiciones previas, aunque ha empezado a pensar ya en la estructura que vertebrará su lectura gijonesa y en la que quiere que el azar, ese gran descubridor, juegue también sus dados. "Mi película pondrá en conflicto las intuiciones previas sobre la ciudad con lo que finalmente he visto".

Madrileño de 1981 y autor de otros trabajos de prospección fílmica en la memoria urbana de lugares como Nueva York, París, Montreal u Oxford, Peydró estrenará su filme-ensayo gijonés en el próximo Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), en noviembre de este año. El premio "Universo vídeo" es una convocatoria conjunta de LABoral Centro de Arte. El cineasta, que ha sido programador del Greenpoint Film Festival de Brooklyn, lamentó ayer los obstáculos que encontró desde algunas entidades gijonesas para poder filmar el material de su película: "Hay elementos que dan personalidad a Gijón, faros o mina, pero no nos han dejado acceder; nos han puesto todos los problemas, por lo que la película será otra cosas".

Peydró no sabe exactamente aún cuál será el resultado, porque su planteamiento se aleja del de los autores que quieren ajustar las imágenes a un guion cerrado. "Trabajo justamente al contrario: encontrar cosas y, a partir de ahí, descubrir la película", indicó, para encadenar: "Me parece más apasionante y, además, el azar es fundamental".

¿Qué ha encontrando Peydró en Gijón? "Me han interesado mucho las capas de memoria, los acontecimientos históricos, la intervención humana y sus escenarios, desde la Campa de Torres o las termas romanas a la playa", señaló el cineasta, para quien el arenal de San Lorenzo es un foco de gran interés por ser un "escenario" de encuentro y mezcla de las distintas clases sociales. También ha seguido la pista de las huellas culturales de algunos artistas en la ciudad, desde Chillida y su "Elogio del horizonte", hasta la construcción fotográfica que hizo de su solar natal el fotoperiodista Constantino Suárez o la fuerza plástica de los mundos de los pintores Evaristo Valle y Nicanor Piñole. "Lo que hago es establecer un diálogo con todas esas miradas", afirmó.

Peydró, autor de "Las variaciones Guernica" y "El jardín imaginario", dos películas que deben verse como ensayos fílmicos sobre el uso de la violencia contra civiles y una incursión en la cultura y la creatividad europeas, lamentó ayer que sólo dispusiera de apenas quonce días para su trabajo gijonés. En sus otras películas de Nueva York o París tuvo hasta cuatro meses: "Este trabajo lo hemos hecho en un tiempo récord; por una parte es un poco frustrante, pero, bueno, al mirar la ciudad desde la cámara descubres siempre posibilidades; tengo menos material que en esas experiencias anteriores, lo que es también un reto".

El realizador recordó que, antes de desplazarse hasta Gijón para ponerse a trabajar con su Canon, buscó información de la ciudad. Llegó con un cúmulo de datos e historias (lo que él llama "ideas previas") que fueron la base de partida de sus deambulaciones gijonesas: "Algunas de esas informaciones se confirmaron y otras no; la película surge de ese choque". Confrontaciones de la realidad y la imaginación.