La parroquia de San Melchor de El Cerillero acoge hoy el funeral de Baldomero Rodríguez López, el popular zapatero de El Cerillero, que falleció a los 82 años. Natural de Zamora, llegó a Gijón en 1962 para trabajar en una fábrica de galvanizados. Nieto, bisnieto y sobrino de zapateros, compaginó su trabajo en la fábrica y luego su pensión con los ingresos voluntarios que recibía de los vecinos por las labores de reparación de calzado que llevaba a cabo en un pequeño taller que primero estuvo ubicado en el parque de El Cerillero y posteriormente junto al colegio Miguel de Cervantes.

Trabajador infatigable, también fue un luchador incansable y hasta sus últimos días mantuvo un pleito contra el desalojo de su humilde puesto de zapatería. Baldomero Rodríguez emprendió la batalla judicial hace dos años, recurriendo contra el la decisión del Ayuntamiento de expulsarle de su taller argumentando que no tenía licencia. El hombre, sin embargo, alegaba que siempre pagó la contribución.

Baldomero Rodríguez, que en los últimos años ejercía su labor de zapatero dos horas por la tarde como afición y para lograr un complemento a su exigua pensión, estaba casado con Victoria Álvarez y deja tres hijos. El gobierno local decidió proceder al desalojo y levantamiento del taller de zapatos porque entendía que estorbaba para la mejora del acceso al colegio Miguel de Cervantes y alegando que no contaba con licencia "que amparase la instalación ni la actividad que desarrolla".

Argumentos rebatidos por el propio Baldomero, que además de agotar la vía civil para intentar voltear la decisión municipal, abrió un contencioso contra el Ayuntamiento. "Me hago cargo de que me la van a quitar. Pero si lo hacen, que por lo menos me paguen lo que me costó la caseta. Como si fuese una expropiación", defendía. Baldomero, que buscaba con el contencioso ser reconocido como propietario del quiosco, falleció la noche del lunes sin conocer la sentencia de la Audiencia Provincial sobre su contencioso. Llevaba ingresado por una insuficiencia respiratoria desde el 10 de marzo, un día antes de que se celebrase el juicio. Un asunto que, según sus familiares, "había afectado mucho a su salud". Se ha ido sin conocer el veredicto, pero siempre quedará como ejemplo su lucha, vocación y entrega.