Este Jueves Santo reviste un carácter especial para todos cuantos integramos las filas de la gijonesísima Hermandad de la Santa Misericordia. La salida a la calle de nuestro querido titular, el Santo Cristo de la Misericordia y de los Mártires, se producirá en el año en que hemos cumplido con orgullo, apenas hace dos meses, los 230 años de nuestra vida de hermandad. Lo hará además con un anhelo reforzado por nuestra parte, pues el pasado año fue el primero, en los quince años transcurridos desde la recuperación de nuestra tradicional estación de penitencia, en el que nuestro Cristo no pudo salir a las calles gijonesas, debido a las inclemencias del tiempo.

Hoy esperamos que, en el único jueves que nos queda de aquellos que relucen más que el sol, como nos recordaba acertadamente hace unos días el pregonero Paulino Tuñón, el dicho se cumpla sobradamente, y de nuevo la imagen del Santo Cristo de la Misericordia y de los Mártires, una de las más sobresalientes de nuestra Semana Santa local, vuelva a concitar la devoción de los miles de gijoneses que se acercarán a contemplar su "paso".

Como nos recordaba recientemente el Obispo auxiliar de Oviedo, Juan Antonio Menéndez, con motivo de los recientes actos de nuestro aniversario, la Misericordia divina, que es la advocación de nuestro Cristo, es una idea que forma parte además del núcleo central de la predicación del actual Papa Francisco.

Así lo dejó patente en las palabras de su primer ángelus como romano pontífice, en el mediodía del domingo 17 de marzo de 2013, quinto de cuaresma: "No olvidemos esta palabra: Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca. Y, padre, ¿cuál es el problema? El problema es que nosotros nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca, no nos cansemos nunca. Él es Padre amoroso que siempre perdona, que tiene ese corazón misericordioso con todos nosotros. Y aprendamos también nosotros a ser misericordiosos con todos".

Esa misericordia, ese amor, ese perdón, se comprende bien contemplando la imagen de nuestro Cristo gijonés, que impresiona por su dulzura y serenidad.

La tradición arraigada volverá a marcar la pauta de este cortejo. Sus pausas servirán para meditar las catorce estaciones del Vía Crucis; el exorno floral del paso será completamente rojo, evocando la sangre vertida en la Cruz. Y este año, el fuerte olor a incienso que caracteriza también nuestra posesión, se verá realzado por el estreno de un nuevo incensario de grandes dimensiones que, inspirado en el que acompañaba a la imagen en las décadas de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, ofrecerá ante la sagrada imagen el incienso y las intenciones de nuestros cofrades. La nota musical la pondrá la Banda de Música de Gijón, dirigida por David Colado, que hoy interpretarán marchas como "Cristo de la Lanzada" de Rafael Márquez Galindo (¡curiosa paradoja para un Cristo como el de la Misericordia que no luce lanzada en su costado!) o "Jerusalén" de José Vélez.

Álvaro Armada, Conde de Güemes y descendiente de Carlos Ramírez de Jove, uno de los más ilustres fundadores de la Misericordia, será una vez más el encargado de dar la orden de salida del paso.

Sólo echaremos en falta en esta ocasión, y por vez primera desde la reanudación de nuestra procesión en 1999, la escolta y acompañamiento musical del Regimiento Príncipe nº 3 (RILAT). Somos conscientes de las limitaciones existentes para la prestación de este tipo de servicios, pero también creemos que nuestra Semana Santa y Gijón, principal núcleo de población de la comunidad autónoma, no pueden quedar al margen de las salidas programadas para las celebraciones de estos días. Máxime teniendo en cuenta la estrecha relación de nuestra hermandad y de nuestro Cristo, al que en su día se le concedieron nada menos que honores de Capitán General, con el ejército español. Por ello esperamos recuperar, en años próximos, esta tradicional presencia y vinculación.

Hoy ya, amanecido un nuevo Jueves Santo, desde nuestra Hermandad trataremos humildemente de volver a llevar a las calles de Gijón la Misericordia de Cristo.