La Semana Santa en Gijón suena a olas que rompen en San Lorenzo, a espuma y a viento; a brisa del mar, a olor de salitre, a sidrerías y a terrazas hosteleras. Y ni con todo eso pierde un ápice de solemnidad religiosa ni musicalidad. Al menos, así lo entiende Jesús Alberto Alonso Pacheco, director de la Banda de la Unión Musical del Principado -que ayer acompañó a la procesión del Encuentro- y compositor de la marcha que se estrenó y que lleva por título "Semana Santa en Gijón", dedicada a la Junta de Cofradías local.

Alonso Pacheco, mierense afincado en Oviedo, tiene en su haber más de una docena de marchas asturianas dedicadas a hermandades y cofradías de toda la región, y no quiso que Gijón se quedara sin su esfuerzo. "Gijón es una ciudad que conozco bien, que me gusta y de la que disfruto cuando puedo, así que me apetecía hacer esta marcha. Siempre le digo a los músicos que en la Semana Santa nosotros ponemos la banda sonora, el complemento musical a una representación religiosa, y nuestras notas ayudan mucho a los costaleros, a los fieles y los que se acercan simplemente por curiosidad", contaba ayer el director antes de que su composición musical tuviera el aplauso del público.

Y esa composición que describe a Gijón, según explica Alonso Pacheco, "comienza con una introducción que describe la salida de los pasos para comenzar la procesión mientras las olas rompen en San Lorenzo y nos llega parte de la espuma a través del viento". A partir de ahí sigue "una melodía muy melancólica que nos sugiere la brisa del mar en la cara mientras percibimos el olor inconfundible de la costa asturiana", añade el autor. "Un motivo en los graves nos traslada a la solemnidad religiosa que se va alternando con el maravilloso paisaje de la playa gijonesa", prosigue. Tras una nueva melodía melancólica, de la plaza Mayor surge "un espontáneo que canta una saeta asturiana (solo de trompeta) que la banda de música repite", explica Alonso Pacheco. "Inmediatamente después, la procesión pasa cerca de una sidrería en cuya terraza la gente se vuelve hacia los Pasos mientras bebe unos culinos de sidra, mezclándose el ambiente festivo y popular con el fervor religioso. Un tutti de la Banda con llamadas de trompeta anuncia que el recorrido llega a su fin por el Paseo del Muro". Así describe el autor su obra musical, y así se oyó ayer en la procesión, para regocijo de todos los presentes.