"Qué horror", respondía la gijonesa Cristina Mitre cuando le preguntaban, en su infancia, si quería continuar con la tradición familiar de su madre y su tía, propietarias desde hace cuarenta años de un salón de estética en la ciudad. Algunos años después, aunque no demasiados, y tras formarse como periodista en la Universidad de Navarra (promoción de 1999), Mitre lleva con orgullo, y la ilusión de "una profesional como la copa de un pino", como la definen sus allegados, la responsabilidad de asumir la jefatura del área de belleza de la revista "Elle".

Pero la historia de esta gijonesa que terminó escribiendo de las "cremas y tratamientos capilares" de los que renegaba hace años comienza en Londres, ciudad a la que regresa siempre que puede porque allí consumió una etapa importante "y muy especial" de su vida. Fue en la capital británica donde se inició en el mundo de la belleza y donde descubrió que esta era su verdadera vocación. La gijonesa llegó a dirigir la oficina de prensa de la Semana de la Moda de Londres. Y allí trabajó durante tres años y medio en una agencia de comunicación relacionada con contenidos de belleza.

Después pidió el traslado a Madrid, donde la reclamaron cuando se puso en marcha el proyecto de la revista "In Style" y tras siete años en la sección de belleza dio el salto a "Elle", sus actual casa, donde lleva ya tres años. Cristina, apunta no obstante, siempre que puede que sus prácticas de la carrera fueron en casa, en LA NUEVA ESPAÑA donde dominaba tanto la información musical (suyo fue el seguimiento de una de las giras de los "Australian Blonde"), las reportajes taurinos del verano "playu" o la crónica de sucesos. Nada de lo que ocurría en al ciudad le era ajeno.

En 2007 se casó con Jonathan Lawton, también gijonés, emigrado a Londres a finales de los años noventa para trabajar para la multinacional Fujitsu tras licenciarse en Dirección Internacional de Empresas en España.

Bloguera, "runner" convencida -como ella misma se declara-, amiga de sus amigos, viajera empedernida y emprendedora, Mitre reúne para quienes han compartido con ella una trozo de sus vidas a lo largo de los últimos años, la combinación perfecta para "disfrutar de los pequeños momentos".

Desde hace cuatro años y medio corre que se las pela por los parques de Madrid, al amanecer o de noche, sola o en compañía, pero disfrutando al máximo de la última de las iniciativas que ha puesto en marcha, "Mujeres que corren", una plataforma que moviliza a decenas de féminas en todo el país con el objetivo de aprovechar el ejercicio para encontrar un espacio para ellas mismas. Trabajadora al máximo y solidaria con la vida, la gijonesa ha unido a su afición por el "running" su faceta más fraternal. Dice que la práctica deportiva le ha permitido conocer "a mujeres increíbles" y personas con las que no hubiese tenido la oportunidad de cruzarse en su vida.

Únicamente suma el capricho de ir al fisioterapeuta de vez en cuando porque "aunque correr es muy bueno también te carga mucho las piernas y suelo ir a que me descargue", confiesa. Y cuando vuelve a Gijón -donde no renuncia a su favorito bombón de chocolate de La Ibense- intenta sacar una o dos horas que suele ser lo que duran los tratamientos en el centro de estética de su madre. "Me pongo en sus manos para que, como yo le digo, me haga una "frotadina", es decir, frotarme la cara y sacarme toda la suciedad". Aunque, últimamente, con la vida que lleva, entre salir a correr, estar en la redacción, el blog, tiene menos tiempo del que quisiera, no pierde ocasión de emprender nuevos proyectos. Ahora anda embarcada con un ingeniero en crear una aplicación móvil para conectar a todas las "Mujeres que corren", de forma que encuentren el respaldo que ella misma recibió del grupo de atletismo del polideportivo de Paracuellos del Jarama que la embarcó en la aventura del "running" a finales de 2009.

Mujeres como Scarlet Johanson, "con personalidad propia" o Helena Christensen, la primera de sus entrevistas como directora de belleza de "Elle" son un referente en la vida de esta gijonesa que cuida cuerpo y mente porque, según dice, "no hay nada peor que no saber envejecer con dignidad, querer tener una imagen de veinteañera a los cincuenta". Pero ojo, "tan importante como una crema es alimentarse bien, hacer ejercicio o dormir tus horas", advierte. Al menos, ella ha sabido alcanzar ese equilibrio.