El diagnóstico que el Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo ha realizado sobre el comportamiento de San Lorenzo avisa en sus primeros párrafos de que "la superficie de asiento de esta la playa siempre fue muy escasa". Pero con los oleajes y mareas vivas de 2013, "quedó muy desestabilizada", provocando un talud de 1,5 metros de desnivel y "un arrasamiento de la zona seca". Proceso erosivo que se ha visto acentuado por los temporales de febrero y marzo de este año.

Actualmente, "la escasa" superficie útil de San Lorenzo "es comparable a la 1992", cuando ocupaba 11.902 metros cuadrados. Según este dato, la playa seca ha sufrido una merma del 47 por ciento con respecto a 2011 (25304 metros cuadrados) y del 71 por ciento con respecto a 2009 (41.408 metros cuadrados). "Pero San Lorenzo no ha perdido arena, al menos no más que otras playas del Cantábrico", sostiene el informe de los expertos, que atribuyen la situación del arenal gijonés a "agentes dinámicos que mueven las partículas". A saber: el oleaje, las mareas y un nivel del mar en ascenso.

Pero la geometría que ha ido adquiriendo la principal playa de la ciudad preocupa, y mucho, al Ayuntamiento y a los gijoneses. De ahí que el equipo de gobierno haya creado un Observatorio municipal de San Lorenzo, cuyas actuaciones se fundamentarán en el diagnóstico encargado a la Universidad. El estudio, presentado el lunes por el profesor Germán Flor, desvincula la erosión de la playa de la ampliación portuaria, dando así por cerrado el eterno debate sobre los efectos negativos de la obra de El Musel.

Además los motivos de que se haya perdido arena seca en San Lorenzo, y advertir de que la superficie inundable irá en aumento, el Departamento de Geología propone estrategias para que el Ayuntamiento "se adelantar a los acontecimientos". Y apunta básicamente dos: "realimentación" de la playa, sirviéndose de la arena acumulada en el cauce del río Piles, y "reingeniería" del muro, sin descartar una nueva configuración del paseo marítimo.

Germán Flor propone que se eleva la caseta de Salvamento Marítimo -incluso que se traslade al propio paseo-, que se realice un análisis topográfico de la playa emergida y que se monitorice la playa para conocer por control remoto y en tiempo real cómo le van afectando los fenómenos meteorológicos. Las videocámaras irían instaladas en los edificios de la avenida de Rufo García Rendueles, desde el Piles a la escalera 5.