"Era un gran embajador de Gijón y de Asturias". Adolfo Mariño, vicario episcopal de Gijón y párroco de San José, resumía con estas palabras el sentir de los fieles que quisieron acompañar, en su despedida, ayer, a la familia de Gonzalo Mieres. "Nosotros", reconocía el sacerdote, "también somos deudores de las muchas cosas que ha hecho por nuestras comunidades parroquiales".

El momento más emocionante de la ceremonia religiosa fue cuando el nieto del fallecido tocó un solo de gaita a la llegada del féretro a la iglesia y, a la salida, entre aplausos, del que será para siempre en la memoria de los gijoneses "un hombre entregado a todo y a todos, que dio su vida por los demás". La gaita que tantas veces animó las actividades promovidas por Gonzalo Mieres, volvería a sonar también, tras la consagración, cuando el sacerdote pidió, de nuevo, a uno de sus nietos que hiciera sonar el himno de Asturias en honor del abuelo y como agradecimiento a "tantos años de entrega a la cultura, el deporte, las asociaciones de vecinos y colectivos de todo tipo". Por eso, no es extraño que el párroco proclamara que "el perímetro de la ciudad de Gijón no alcanza la grandeza del corazón de Gonzalo".

Acompañado en el altar por el sacerdote Fernando Fueyo, Mariño no se olvidó de recordar el momento en que el empresario y promotor sociocultural y artístico recibió la comunicación de que había sido distinguido con la medalla de la plata de la ciudad, uno de los máximos reconocimientos que recibió en vida. "En un primer momento dijo que no, como queriendo escapar a ese merecido galardón" porque su vocación de entrega, continuó el sacerdote, le llevaba a dar protagonismo siempre a los demás "cogiendo para sí el segundo o tercer puesto, porque no les gustaban los primeros".

De la familia, su hija Pilar fue quien expresó el agradecimiento por la multitud de apoyos recibidos los últimos días. "Querido viejo", le dedicó, "tu educación y valores seguirán presentes en nuestras vidas para que estés orgulloso de nosotros", continuó entre lagrimas.

En el templo se reunieron representantes del movimiento vecinal, de la cultura, del tejido empresarial y de las parroquias gijonesas, entre otros, que quisieron participar del último adiós a un hombre muy familiar que pasó por la vida "sirviendo, gozando y ayudando a los demás". Representando a la Corporación local estuvo la alcaldesa Carmen Moriyón y Fernando Couto; Francisco Cubiella, Manuel Pecharromán, Raquel Vega y Maite Menéndez, por el PP y la también popular Pilar Fernández Pardo; el socialista Santiago Martínez Argüelles; el ex presidente Vicente Álvarez Areces y la ex consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, entre otros.