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Lío de limpieza en el IES Montevil

El Sindicato de Estudiantes denuncia la expulsión de dos alumnas por negarse a participar en una actividad de tutoría que incluía recoger basura del patio

Manuel García -a la derecha- y César Suárez, ante una de las nuevas papeleras del patio del Montevil. ÁNGEL GONZÁLEZ

El Instituto de Secundaria de Montevil tiene montado un buen lío a costa de la limpieza del entorno escolar. Un debate que ha saltado los límites de su recinto educativo, las fronteras del concejo y del que se han hecho eco portavoces del Sindicato de Estudiantes en media España. La polémica la ha alimentado el castigo impuesto a dos alumnas de 4º de la ESO que se negaron a participar en una actividad tutorial organizada para todos los cursos que implicaba una salida de unos diez minutos al patio para recoger la basura, si la hubiera, que estuviera tirada.

La rotunda negativa de dos alumnas, de 17 y 18 años, a participar en la sesión de limpieza generó un castigo por parte de la dirección del centro que sirvió para incrementar la reacción de las estudiantes y sus familias. Porque el castigo implicaba pasar una tarde en el Instituto desarrollando alguna actividad que la dirección del centro estimara oportuna. Y ese castigo, que tampoco es nuevo y al que llevan años recurriendo en Montevil, es precisamente limpiar el patio.

La negativa de las alumnas a cumplir un castigo impuesto es lo que se considera una falta grave y lo que ha conllevado una sanción de tres días de expulsión, tal como está recogido en el reglamento de derechos y deberes de los alumnos. Ha sido esa penalización multiplicada la que ha provocado "una bola de nieve que nunca buscamos", asegura una de las estudiantes. Y "una experiencia que nos está generando mucho disgusto", reconocen con pesar Manuel García, director, y César Suárez, jefe de estudios del IES Montevil. Cruz Suárez, madre de la otra alumna implicada, también hace referencia al "malestar" en que están sumidos todos los afectados, fruto en su opinión de una "obcecación clarísima de la dirección del Instituto".

Pero esa obcecación no la ven tan clara ni Manuel García ni César Suárez. Para ellos la actividad educativa de limpieza de patio está enmarcada en un proyecto de trabajo de varios años del IES de Montevil que busca la sensibilización de los alumnos con el mantenimiento colectivo del entorno escolar. "Queremos que entiendan que este centro es como su casa y como tal tienen que cuidarlo; no es que el centro esté muy sucio ni que falte personal de limpieza, ni mucho menos. Es un proyecto en el que creemos", explican. Por ello, igual que un año se hizo un concurso de carteles en torno al tema de la limpieza, otro año se editaron pegatinas con el eslogan "Un papel menos, una sonrisa más". "Este curso un grupo de trabajo volvió a revisar qué más hacer. Se habló con los delegados y los chicos hicieron la sugerencia de que se pusieran más papeleras en el patio", explican desde dirección.

Tras comprarse las papeleras e instalarlas en Semana Santa, la junta de tutores acordó una acción complementaria que iba a coinsistir "en bajar al patio, mostrar los nuevos depósitos y, si había papeles o algún desperdicio, se recogía. Para eso se les daba un guante de plástico. Eran diez minutos de actividad por clase y sólo se ha hecho una vez en el curso, no es algo que se iba a repetir", expone el director.

La negativa de las dos alumnas "porque decían que era denigrante y que ellas no habían ensuciado nada", cuenta García, puso en una difícil tesitura a los responsables del IES Montevil. "No es una asignatura en la que, si alguien no trae los deberes, puedes bajarle la nota. No hay notas de tutoría. Y no podemos cerrar los ojos ante algo así porque es una acción tutorial obligatoria. ¿Y si la próxima vez un alumno se niega a participar en un trabajo contra el racismo qué hacemos, también miramos para otro lado? Los trabajos no son a la carta", exponen.

La segunda parte, recurrir a un castigo que implicaba precisamente limpiar el patio, fue una decisión que sirvió para aumentar el problema. "Llevamos años haciendo eso con alumnos que están castigados. Y nunca lo vimos como algo peyorativo sino como una acción educativa", explican desde el centro. El director insiste en ese concepto cuando explica que "cada final de trimestre está establecido que los alumnos antes de marchar de vacaciones limpian su pupitre, porque suelen pintarrajear. Por supuesto que tenemos personal de limpieza que lo haría, pero es que también eso consideramos que es una acción educativa".

En la parte contraria nadie ve la "acción educativa" de la que hablan. Para el Sindicato de Estudiantes limpiar el patio "no es una tarea que deban hacer los alumnos" y con ella sólo se "vienen a encubrir las carencias que actualmente tienen los centros públicos". También aluden a la desproporción del castigo con dos alumnas "que nunca han tenido ningún problema ni habían sido fruto de ninguna sanción antes".

Sheila Fernández, una de las alumnas sancionada, tiene clara su postura: "No pueden obligarnos a hacer algo así, porque es inmoral y denigrante que nos manden a limpiar el patio. Estoy convencida de que si hacemos eso es porque no hay personal suficiente, nunca se ven mejoras en el patio y siempre hay basura. En todo caso, la actividad tendría que ser voluntaria". También reconoce su enorme disgusto por "cómo nos trataron, con un hostigamiento constante, con amenazas y advirtiéndonos que eso se hacía porque ellos mandaban. Nosotras creemos que así no se hacen las cosas".

Para Cruz Suárez, madre de la otra sancionada, "detrás de todo esto hay dos chicas de 17 y 18 años que tienen unas ideas fundadas, que no son unas crías, y a las que se debería haber tratado de otra forma. Yo al director le dije que por supuesto que admitía el castigo, porque se habían negado a hacer un trabajo de clase, pero decidir que el castigo fuera también limpiar el patio era querer incrementar el problema. Además, tengo serias dudas sobre esa actividad y ese castigo, porque nadie me ha demostrado que detrás haya un proyecto medioambiental pensado y meditado. Más bien pienso que quieren subsanar deficiencias de personal recurriendo a los alumnos y eso sí que no es educar". Las espadas están en alto, pero el fin de curso puede ayudar a templar el conflicto.

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