El Ayuntamiento de Gijón está instalando una valla con un pastor eléctrico para ahuyentar a las nutrias que, de forma puntual, aún siguen apareciendo en el parque de Isabel la Católica. El jefe de parques y jardines, Juan Carlos Martínez, señaló ayer cómo la medida afectará en principio al estanque pequeño, con la posibilidad de que se instale también en el lago grande del parque.

Se trata, como indica Martínez, de una medida disuasoria que se ha tomado con toda la "desesperación" que produce en el Consistorio gijonés la falta de ayuda por parte del Gobierno del Principado, responsable en última instancia del manejo de especies protegidas como la nutria. Pero, ante la constatación de que "nada se está haciendo", y tras la desaparición de casi todas las especies aladas del espacio verde, el Ayuntamiento ha decidido actuar por su cuenta con la colocación de un cercado rodeado por un cable con electricidad.

Todo el perímetro estará señalizado para que ningún usuario se acerque y toque el cable, y además se ha instalado fuera del alcance de los paseantes, dentro de la valla de madera que protege el estanque. La intención de los responsables municipales es la de "ver cómo funciona" el cercado con vistas a una futura ampliación hacia el resto de zonas acuáticas del parque. El pastor eléctrico, en todo caso, "no hará daño a las nutrias, tan sólo servirá par asustarlas si se acercan".

En la actualidad, la nutria sigue dejándose caer por la zona verde aunque "con menos asiduidad", sobre todo porque "ya apenas quedan aves a las que puedan atacar", sostiene Juan Carlos Martínez. Pero aún así acude al parque "para ver si encuentra alguna presa". Un círculo vicioso que, por una parte, ha hecho que en el gran pulmón verde gijonés ya no queden cisnes ni patos. Una parte de ellos fueron devorados por las nutrias que llegan por el canal del río Piles, como sostienen los cuidadores del parque. El resto de especies aladas de valor fueron trasladadas de forma preventiva hace un par de meses a un cercado en los viveros municipales de Cabueñes, para evitar la desaparición de especies como el cisne negro, que además se encontraba en plena etapa de nidificación.

Por otra parte, ante la ausencia de aves en los estanques los responsables del mantenimiento del parque están constatando un incremento de la presencia de algas, especialmente de la lenteja de agua. "Es una situación que nos preocupa", reconoce el responsable de parques y jardines, sin que de momento hayan decidido nuevas medidas además de las fórmulas para espantar a los animales.

El debate sobre la presencia de esta especie en un parque donde tradicionalmente han habitado las aves para disfrute de los gijoneses aún se ha resuelto, y el Ayuntamiento sigue esperando que de una vez por todas se propongan medidas para evitar que, si vuelven las especies aladas, no acaben muertas por acción de las nutrias, como ha venido sucediendo en los últimos meses. Cerca de 300 aves habrían perecido por los ataques del mustélido.