"Llegué aquí por casualidad, por referencias de compañeros de otros años pero la verdad es que me gustaría estudiar en el campus de Gijón una ingeniería". La gallega María Barán, alumna de Bachillerato en la comunidad vecina, forma parte de la quinta edición de los campus científicos de verano de la Universidad de Oviedo y aunque, como ella, muchos compañeros ni siquiera han cursado el Bachillerato Tecnológico, tras dos días recibiendo nociones básicas sobre electrónica, el grupo se siente fascinado por las instalaciones universitarias en la ciudad. "Gijón está muy bien equipado", apuntaron los jóvenes tras visitar los laboratorios de ingeniería eléctrica.

Los campus científicos de verano tienen como objetivo despertar vocaciones científicas entre los jóvenes españoles, proporcionándoles una experiencia única de contacto directo con la labor investigadora. Cada estudiante participa en un proyecto científico diseñado por profesores universitarios en colaboración con docentes de enseñanza Secundaria. Y en su paso por el campus gijonés los chavales se acercarán a ámbitos tan diversos como las energías renovables, la electrónica y los ordenadores.

Juan Ángel Martínez Esteban, responsable del taller que se desarrolla estos días en el campus local, explicó que esta actividad presenta un doble incentivo: por un lado, acercar a los chavales a proyectos palpables en torno a la electrónica y, por otro, incentivar al profesorado universitario a presentar sus investigaciones a otro tipo de alumnado que, por cierto, según han podido comprobar en los primeros días del curso, "tienen un interés muy grande y vienen con ganas de estar ya en la Universidad". Los participantes en los campus científicos de verano tendrán oportunidad de conocer los principios de la labor investigadora: el método científico, las técnicas de trabajo, la obtención y el análisis de los datos. "Queremos motivarles y que vean que desde la ingeniería se hacen cosas importantes para la sociedad", subrayó Martínez Esteban quien compartió junto a Miguel Ángel José Prieto explicaciones acerca de cómo se diseña una tarjeta de crédito, el software necesario para crearla y la fase de fabricación mediante procesos químicos. Tras la teoría, los chavales se pondrán hoy en la piel de los investigadores.

Dedicarán toda la jornada a construir un dado electrónico para que ellos mismos creen su propio prototipo. "La intención es conectar la ingeniería con el mundo real y que pierdan el miedo", remarcó el profesor Martínez Esteban. África Cantero, de Marbella, y Adriana Cuartas, de Santander, aseguraron sentirse atraídas por la ingeniería pese a haber centrado su especialidad en la rama sanitaria en el Bachiller. "La idea es convencerles para que cambien de especialidad", bromearon los docentes. "Queremos que vean nuestros proyectos punteros y las colaboraciones con empresas", continuaron. Tras el dado electrónico recibirán nuevas nociones sobre energías renovables. Todo, con el ánimo de acercarles a la tecnología. "La verdad es que está resultando muy interesante", confesó Alejandro Villarroel, de Valladolid.