Los 117 trabajadores a los que ha quedado reducida la plantilla de Tenneco Automotive en Gijón se incorporaron ayer en su totalidad, entre aplausos de los 92 compañeros que se han prejubilado y que les hicieron el pasillo. La vuelta al trabajo pone punto y final a un periplo de casi once meses, cuando la multinacional estadounidense anunció el cierre de la fábrica de Gijón y el envío al paro de sus 221 trabajadores. Ahora la fábrica ultima sus preparativos para reanudar la producción, entre ellos refrescar la memoria a sus empleados sobre los procedimientos de trabajo y de prevención de riesgos laborales, con cursillos que se iniciaron ayer y se prolongarán hasta el miércoles.

"Fue una entrada triunfal, nunca vi a gente con tantas ganas de trabajar", señalaba ayer el expresidente del comité de empresa, Isaac Piñera, uno de los trabajadores que se prejubilan. A los que se incorporaban al trabajo les esperaba dentro el director de las fábricas de Ermua y Gijón, Agustín Arrieta, quien durante una hora les explicó los cambios organizativos, incluyendo la incorporación el próximo 4 de agosto de un nuevo director de la factoría gijonesa, que será también su director de producción. La mayor parte de la plantilla acabó ahí su jornada laboral, dado que durante tres días están recibiendo cursillos en grupos de unas cuarenta personas. La maquinaria se espera que comience a producir el próximo jueves.

La producción se centrará inicialmente en amortiguadores de recambio y en varillas para amortiguadores que se fabricarán en otras plantas del grupo. La empresa está aún a la espera de recibir la licencia de apertura del Ayuntamiento, así como autorizaciones ambientales municipales y del Principado.

Uno de los objetivos de los trabajadores es conseguir que la multinacional estadounidense asigne a Gijón la producción de algún tipo de amortiguador original, para surtir a fabricantes de automóviles. Algo que tardará en llegar al menos varios meses (medio año según algunas fuentes), que es lo que se estima que durarán las gestiones de la empresa para obtener las certificaciones ISO de calidad y de medio ambiente que exigen los fabricantes de automóviles a sus suministradores.

Estas certificaciones no son desconocidas en la factoría de Gijón, que antes de su cierre el año pasado producía fundamentalmente amortiguadores para las cadenas de montaje de automóviles. El problema es que la compañía no renovó esas certificaciones cuando tenía que hacerlo, debido a que la previsión que tenía entonces era cerrar la factoría de Gijón.

Aunque la fabricación comenzará oficialmente el jueves, la empresa previsiblemente tardará aún unos días en acelerar su ritmo de producción, debido a que hay una parte de la plantilla que tiene pendiente el disfrute de sus vacaciones de verano, explican fuentes sindicales.