"Si sólo los libros para el colegio de mi hija me cuestan 300 euros, ¿qué comemos este mes?". Zoraida Chao, gijonesa, desempleada, preceptora del salario social y con dos hijas de corta edad se plantó ayer a las cinco de la tarde delante de los locales de la Sala Astragal, vinculada al Conseyu de la Mocedá, dispuesta a conseguir lo uno y lo otro: comer durante el mes y que su pequeña, que este año empieza a tercer curso de Primaria, pueda hacerlo con todos los materiales. Doce libros en total, sumando los cuadernillos. Por eso, "no me queda más remedio; es la primera vez que vengo para mi niña y me parece una iniciativa estupenda", afirmaba la joven.

Ella fue la primera de una edición de récord en el Programa de Intercambio de Libros de Texto de Gijón, promovida por la Asociación Juvenil Estudiantes Progresistas y la Confederación Asturiana de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos, con la colaboración del Conseyu de la Mocedá. Nunca antes se había presentado gente al inicio de reparto de libros con un día de adelanto, como indicaba ayer el coordinador del programa, Javier Suárez Llana, atareado en la organización de los materiales para una operación que arranca hoy a las diez de la mañana.

Sí son habituales las colas desde la madrugada, pero "nunca habíamos visto a la gente movilizada con tantas horas de antelación; será la recuperación de la que tanto se habla", ironizaba Suárez Llana. Y Zoraida Chao, que en su día también acudió al programa de intercambio de libros para ella misma, no fue la única dispuesta a pasar toda la tarde y la noche de ayer al raso. Junto a ella, su amiga Natalie Keita, con la que iba a compartir relevos "para poder ir a tomar un cafetín" a lo largo de la noche, y con el objetivo también de "poder conseguir los libros para mi hijo, en tercero de la ESO, que cuestan entre 400 y 500 euros". Como las dos amigas, otro vecino de la zona hacía cola "para otra persona", pertechado con una silla plegable y sorprendido por lo pronto que se empezó a juntar la gente ante los locales. "El año pasado no empezaron a venir hasta la medianoche", apuntaba.

Otra pareja, padres de tres hijos y los dos en paro, se sumó pasadas las siete de la tarde a la cola. "Para nuestra hija que va a primero de ESO; tenemos otros dos niños pequeños y no alcanza para todo. También tenemos que comer, vestir y mantener la casa, y cada niño gasta sólo en material escolar cerca de 150 euros, es una locura", aseguraba la madre.

Programas como el de intercambio de libros "son muy necesarios y una gran idea, los libros se quedan nuevos y es una pena que cada año haya que gastar en otros nuevos. Los gobiernos y los colegios deberían hacer algo, por lo menos bajar el precio de los materiales", añadía el padre, preparado para pasar la noche con su mujer en plena calle. "Y si conseguimos los libros lo damos por muy bien empleado".