Poco más de cuatro años después de que entrara en servicio, la línea marítima de ferry entre Gijón y Nantes realizó ayer su último viaje, salvo que llegue una solución en las negociaciones de última hora entre los gobiernos francés y español y la naviera, LD Lines. La Autopista del Mar se despidió demostrando una alta ocupación, pese a la falta de rentabilidad que alega la compañía para abandonar el servicio una vez terminado el periodo de subvenciones. De hecho su salida estaba prevista para las 19 horas y el barco, "Norman Atlantic", no zarpó de El Musel hasta más de una hora después, dado que se alargó el trabajo de carga tanto de camiones como de turismos y pasajeros.

En la terminal las colas de grandes transportes y coches que se formaron ayer eran largas. "Y es lo habitual", afirmaban los asiduos del ferry. Los conductores esperaron su turno para entrar al navío cargados de paciencia y en muchos casos contrariados al pensar que tras su viaje LD Lines suspendía sus servicios de conexión entre los puertos de Gijón y Saint-Nazaire (Nantes). "Que no lo quiten, es lo último que puede pasar. Es una línea que nos favorece a todos y si hay que subvencionarla, que la sigan subvencionando", señalaba Carlos Gómez, camionero coruñés.

Gómez, asiduo de la Autopista del Mar, calcula que "si quitan la línea marítima tengo que andar 900 kilómetros más por carretera; cuando en este barco se va de lujo". El portugués Jorge Fernandes coincide con él. "Me parece mal que la cierren. Esta conexión hace falta. Con la línea marítima vuelvo a casa más temprano y sin ella tardo un día más en ir y otro en volver", aseguraba ayer mientras hacía cola en la terminal. Le aguardaban muchas horas de viaje hasta llegar a Alemania. "Casi siempre va lleno el barco. No entiendo que digan que no es rentable", añadía.

Carlos Gómez coincidía con él. "Que me vendan a mí la línea, que ya les diré yo si es rentable", afirmaba con ironía tras explicar que "siempre lo veo muy ocupado; hubo veces que tuve que estar a la espera y luego no poder subir porque estaba lleno". Su compañero gallego Sergio Prieto también contaba que "entre semana hay días que no va tan completo pero hubo domingos en los que hay gente que se queda sin plaza por 'overbooking'". El coruñés José Teijido, que les acompañaba con otro camión de la flota rumbo a Kiel (Alemania), se estrenaba en el ferry. "Será mi primera y última vez", bromeaba.

Paulo Jorge Canavia, camionero portugués, conduce un camión cisterna de una empresa gijonesa. Ayer se subió al "Norman Atlantic" para llevar polvo de aluminio hasta Inglaterra haciendo escala en Francia. "Suelo usar la autopista del mar dos o tres veces al mes. Ahora tendremos que ir a Bilbao o Santander, más lejos, para coger el ferry (que va directo a Inglaterra). Y es peor, porque El Musel lo tenemos a cinco kilómetros de nuestra base", cuenta el transportista, que también asegura que "el barco va casi siempre lleno; yo no trabajo en la naviera, pero diría que la línea marítima sí es rentable". En cualquier caso también cree que "si son necesarias, debería de haber más subvenciones; gracias a la Autopista del Mar hay mucho tráfico de camiones y coches hacia Francia y también al revés, de Saint-Nazaire a Gijón".

"Me entero ahora que la cierran", aseguraba ayer por su parte Bernardo Irinev, que comparte ruta con Canavia. "Es la primera vez que voy a montar, pero veo bastante gente", añadía. La indignación era más palpable en el camionero asturiano Eloy Cernuda, que suele viajar por "toda Europa" y afirmaba que "el gobierno francés, que sí tiene huevos, no como el nuestro, dice a la naviera que les devuelva la pasta de las subvenciones si se va". En su caso, utilizar la Autopista del Mar "supone llegar a casa un fin de semana; es decir, ahorrar tiempo de trabajo".

Cernuda discutía ayer con otros compañeros sobre el asunto y elevaba la voz para decir que "se están aprovechando de las subvenciones y riéndose de los transportistas". Aunque, sin embargo, sostiene, con cierta dosis de optimismo, que "no creo que la línea cierre, otra compañía vendrá".

Si bien la mayoría de camioneros usuarios de la línea marítima Gijón-Nantes están disgustados con su suspensión, hay un sector que se muestra más indiferente. Se trata, sobre todo, de trabajadores que cobran en función de los kilómetros al volante. "Nos sale mejor ir por carretera que por mar, porque cobramos más kilómetros", señalaban dos trabajadores portugueses, aunque reconocían que "para el patrón es malo que la cierren, porque ahorra costes con ella, y si la quitan puede significar menos dinero para pagar a sus trabajadores".

En la cola de camiones de la terminal de El Musel había mayoría de gallegos y portugueses. Y en la de turismos, reinaban las matrículas francesas. No faltaban una decena de moteros, unas cuantas caravanas e incluso un grupo de peregrinos, dado que la línea marítima entre Gijón y Nantes también es utilizada por turistas como medio de vuelta a sus países europeos tras completar el Camino de Santiago. Antes de las 19 horas empezaban a embarcar los primeros camiones, pero el "Norman Atlantic" no partió hasta pasadas las 20.15 horas, cuando se completó el embarque.

Entre los turistas que se subieron ayer al último barco de la línea con Saint-Nazaire había muchos que se estrenaban en la Autopista del Mar. Y muchos disgustados porque no pudieron comprar billete de regreso en el ferry, por lo que la vuelta la tendrán que completar por carretera. Es el caso de José Antonio Fuertes y Erika Rodríguez, matrimonio de Cangas del Narcea que puso rumbo a la Bretaña francesa para su luna de miel.

"Queríamos volver en el barco, pero nos han dicho que no se puede porque se suspende la línea. Así que va a ser que volveremos conduciendo. Que se cierre es una putada, sobre todo para los camioneros, que se les ve bastante indignados", razonaba José Antonio, que no se cree el argumento que da la naviera para el fin de la ruta. "Eso de que no es rentable suena al cuento chino de siempre", señalaba.

Lo mismo le sucedió a Miguel Villa y Beatriz Babio, una pareja gallega. "Venimos por primera vez en este ferry por recomendación. Vamos por trabajo a una feria en La Rochelle y un amigo francés nos recomendó este barco. Queríamos volver en él, pero...", lamentaban los dos. Bajo su punto de vista, "estas conexiones marítimas hay que publicitarlas un poco más".

Otros, como los jóvenes asturianos Julián Rus y Pelayo Verdú, se subieron al "Norman Atlantic" con su furgoneta con destino final Inglaterra, donde buscarán trabajo. "Es una pena que cierren la autopista del mar. Hoy desde luego parece que tiene mucha ocupación", señalaba ayer Verdú. "Ojalá logren mantenerla", agregaba.

Los alemanes Artur Reiter y Elizabeth Zöller-Reiter, que residen en Frankfurt, también fueron viajeros del último servicio de la autopista del mar, como parte de su regreso a casa tras unas vacaciones en Portugal. "No es bueno que la cierren. Si venimos desde Saint-Nazaire en coche son 900 kilómetros, muchos peajes y sale más caro. Y el barco es más cómodo", señalaba Elizabeth. No es la primera vez que montaban en el barco que conecta Gijón con Nantes, donde tienen familia residiendo. "Siempre lleva más de la mitad de ocupación", estimaban ayer entre ambos.

Turistas alemanes, peregrinos franceses, camioneros portugueses y gallegos o una pareja canguesa de recién casados. Fueron algunos de los muchos testigos del que pudo ser el último viaje de la autopista del mar entre El Musel y Saint-Nazaire. Ayer el "Norman Atlantic" partió bien cargado. Pero quizá lo hizo para nunca volver.