Los procesos judiciales relacionados con las familias suelen ser duros para sus protagonistas, y los profesionales implicados, jueces y abogados, ponen el acento en la necesidad de facilitar al máximo el trabajo desde uno y otro frente. Así se puso de manifiesto ayer en la última sesión de las Jornadas de Derecho de Familia celebrada en Gijón, y organizada por la Asociación Española de Abogados de Familia.

Magistrados y letrados celebraron un foro abierto en el que expusieron los fallos que detectan desde sus respectivas áreas de especialización, con cuestiones tan básicas, y no por ello menos relevantes para el correcto ejercicio de su labor, como "el hecho de que muchos abogados no se acercan el micrófono durante los juicios, lo que dificulta la grabación de las sesiones y su posterior consulta", apuntó Pilar Gonzálvez, magistrada de la sección 22 de la Audiencia Provincial de Madrid.

También recordó Gonzálvez otras cuestiones de procedimiento, como "la necesidad de agotar todos los trámites en Primera Instancia" o lo deseable de "que los abogados dejen bien claras las cosas ante el juez, porque dejar que deduzcamos nosotros es más peligroso". En este sentido, instó a que en todos los procesos de divorcio "se adjunte el plan de parentabilidad", así como que "los alegatos de las partes queden claros para centrar el debate".

Francisco Ruiz-Jarabo, magistrado del Juzgado de Primera Instancia número 25 de Madrid, dio por su parte varias pautas a los abogados asistentes a las jornadas, aparentemente básicas pero que "en muchas ocasiones vemos que sorprendentemente no se cumplen". Así, citó como frecuente el hecho de que los abogados de las dos partes en litigio "no hablan entre ellos para calmar la situación en el caso de procesos matrimoniales tensos o para intentar negociar la mejor solución, y eso causa mala imagen de cara al juez".

Añadió otras cuestiones como que "la demanda nunca debe de superar los 20 folios", y recomendó también a los letrados "que no carguen tintas contra la otra parte, porque eso no va a mover ni un solo milímetro la posición del juez, a la vez que manifiesta poca profesionalidad por parte del abogado que escribe visceralmente". El magistrado también se mostró reacio a las testificales, porque "siempre son familia o amigos que al juez no le aportan nada", a la vez que señaló como necesario que en los interrogatorios "no se repitan las preguntas".

Uno de los puntos que suscitó en el debate de ayer una mayor polémica fue el referido a las conclusiones. "A mí no me suelen aportar nada, sólo son una reiteración de lo ya expuesto", defendió Ruiz-Jarabo, si bien reconoció que "dan seguridad al cliente".

El abogado Gonzalo Pueyo, presidente de la Asociación Española de Abogados de Familia, se posicionó a favor de las conclusiones en los juicios, porque "expresan la opinión de los clientes y además son obligatorias, aunque algunos jueces aún no las admiten", resaltó. Del mismo modo, Pueyo destacó la importancia de las declaraciones de los testigos en los juicios por separaciones o divorcios, porque "aunque sean partes implicadas, a nosotros nos pueden interesar sus relatos por muchas cuestiones". El letrado recalcó que "el mayor error en este tipo de procesos es pensar que todo vale, y no es así en absoluto". Llamó a presentar demandas "bien motivadas, en las que si pedimos la custodia compartida dejemos bien claro por qué y para qué la pedimos".

Y, para finalizar, la abogada Gemma González Calvo puso el acento sobre un error que "se da más de lo que pensamos". Se trata de "las demandas que nos llegan al despacho y no sabemos qué abogado las firma". Todo ello, para una mejor aplicación de la justicia.