El pasado 12 de agosto estaba prevista una clase de toreo de salón para niños y aficionados en la playa de San Lorenzo. Pese a la autorización inicial, el Ayuntamiento de Gijón declinó finalmente ese permiso y la sesión no tuvo lugar. Ayer se recuperó en la plaza de toros de El Bibio la actividad, por medio de una exhibición a cargo del novillero Fernando Rey. Sin embargo estuvo a un paso de suspenderse, debido a que una docena de antitaurinos irrumpieron en el coso gijonés y se desencadenó un enfrentamiento entre los activistas y los familiares de los niños. Hubo peleas y empujones que no pasaron a mayores, y que se resolvieron con la intervención de las fuerzas del orden público, separando a los críticos en un lateral, y con la identificación de los implicados.

Ante los gritos de "Abolición", "Menos tortura y más cultura", se inició, con media hora de retraso, una clase de tauromaquia a cargo del novillero malagueño de 20 años Fernando Rey. En ella participaron unas setenta personas, de las que treinta eran niños. Fuera seguía, con algo menos de medio centenar de manifestantes, una manifestación en contra de esta actividad. Pero al final la sesión se pudo celebrar como estaba previsto. "Lo principal es inculcarles el amor y el respeto por el toro. Lo vemos como un animal al que amamos y no un animal al que odiamos y queremos maltratar. Es el animal que da la gloria y que nos permite expresarnos con lo que llevamos dentro. Estamos muy agradecidos", explicó Rey. Carlos Zúñiga, empresario de El Bibio, mostró su satisfacción porque finalmente se llevase a cabo la clase: "Se deberían hacer más a menudo. Todo el mundo promociona otras cosas y oficios, como el fútbol, y nosotros no". Y añadió que el objetivo real es encontrar nuevos aficionados: "No hablamos de que quieran ser toreos, si no de que sean buenos aficionados. Y si luego sale alguno pues mucho mejor".

Desde León se desplazó a Gijón Raúl Arias, de nueve años. "Quiero aprender a ser torero. Me gusta mucho. Soy de Manzanares", afirma mientras practica junto a Álvaro Medio, gijonés de seis años, al que ha llevado a la plaza su abuela María Teresa Escaray, natural de Navarra y una gran aficionada taurina. "Es cultura y tradición. Me gusta que mi nieto disfrute también", afirma en los preparativos de la clase.

Sobre la arena de El Bibio, Santiago Martín "El Viti", salmantino homenajeado ayer en Gijón, dirige alguno de los pasos de los pequeños aprendices. Unos consejos que se suman durante la charla de la lección de Fernando Rey. Les explica cómo se debe coger el capote, la forma de realizar una muleta o dónde se tienen que situar.

Tras una explicación teórica llegó el tiempo para la práctica. Y aunque Rey tuvo que comprimir todo en una sesión, el ambiente familiar y taurino fue la visión positiva que estableció Carlos Zúñiga. "Los niños vienen acompañados con el abuelo, como yo venía con el mío".

La actividad, organizada por la Federación Taurina del Principado de Asturias, pudo celebrarse por fin tras un aplazamiento y el rechazo inicial de ayer. Pero la iniciativa salió adelante y Carlos Zúñiga mostraba su satisfacción: "En Gijón hubo afición, se perdió y se ha vuelto a recuperar. Son buenas para que la ciudad se mueva por el invierno", concluye el empresario taurino, que aprovechó también la visita para garantizar que en 2015 la Feria de Begoña "dará otro salto más de nivel, como viene sucediendo todos los años".